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Jeremías 10:10 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Sin embargo, el Señor es el único Dios verdadero. ¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno! Toda la tierra tiembla ante su enojo; las naciones no pueden hacerle frente a su ira.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pero Yavé es el verdadero Dios, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra, y las naciones no pueden aguantar su cólera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero YHVH es el Dios verdadero; ¡Él es el Dios viviente y el Rey eterno! Por su ira se estremece la tierra, Y las naciones no pueden soportar su indignación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Yahveh es el Dios verdadero, el Dios vivo y el Rey eterno. Ante su ira tiembla la tierra, y las naciones no soportan su furor.

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Jeremías 10:10
69 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad; justo y recto es Él.


Porque así dice el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es Santo: Yo habito en el lugar alto y santo, y con el que es de espíritu humilde y contrito, para vivificar el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los contritos.


Tú, solo tú, has de ser temido: ¿Y quién podrá estar en pie delante de ti, al desatarse tu ira?


¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el furor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por Él las rocas son quebradas.


Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?


Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad permanece por todas las generaciones.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos.


En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.


Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones.


Entonces se estremeció y tembló la tierra; y los cimientos de los collados se conmovieron y fueron sacudidos, porque se indignó Él.


Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.


Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo.


Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único sabio Dios, sea honor y gloria por siempre jamás. Amén.


porque ellos mismos cuentan de nosotros de qué manera nos recibisteis; y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,


Y diciendo: Señores, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, y os predicamos que os convirtáis de estas vanidades al Dios vivo, que hizo el cielo, y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay.


¿Y quién podrá permanecer en el día de su venida? ¿O quién podrá sostenerse en pie cuando Él se manifieste? Porque Él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.


Se paró, y midió la tierra; miró, e hizo temblar a las naciones; las montañas eternas fueron desmenuzadas, y los collados perpetuos se humillaron. Sus caminos son eternos.


Y debajo de Él se derretirán las montañas, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.


El cual hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre;


Tu reino es reino eterno, y tu señorío permanece por todas las generaciones.


Tiembla, tierra, ante la presencia del Señor, ante la presencia del Dios de Jacob;


Él mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los collados, y humean.


Sus relámpagos alumbraron el mundo: La tierra vio, y se estremeció.


Firme es tu trono desde la antigüedad: Tú eres desde la eternidad.


¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido?


Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Jehová: Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.


La voz de tu trueno estaba en el cielo; los relámpagos alumbraron al mundo; se estremeció y tembló la tierra.


Él sacude la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas:


Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñe, y sin ley:


Y cundo todo el pueblo lo vio, cayeron sobre sus rostros, y dijeron: ¡Jehová es el Dios! ¡Jehová es el Dios!


Tu siervo mató, tanto al león, como al oso; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.


Entonces habló David a los que junto a él estaban, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?


Jehová, cuando saliste de Seir, cuando te apartaste del campo de Edom, la tierra tembló, y los cielos destilaron, y las nubes gotearon aguas.


Porque, ¿qué es toda carne, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y viva?


A los ricos de este mundo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios vivo, quien nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.


Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.


Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote respondiendo, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.


Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.


Te vieron las montañas y temblaron; pasó el desbordamiento de las aguas; el abismo dio su voz, y levantó en alto sus manos.


Y Jehová dará su voz delante de su ejército; porque muy grande es su campamento, fuerte es el que ejecuta su palabra; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿y quién podrá soportarlo?


Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que no pasará, y su reino uno que no será destruido.


De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque Él es el Dios viviente y permanece por la eternidad, y su reino no será destruido, y su señorío permanecerá hasta el fin.


Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es eterno, y su reino por todas las edades.


¡Cuán grandes son sus señales, y cuán poderosas sus maravillas! Su reino es un reino eterno, y su señorío es de generación en generación.


Y nunca más mencionaréis la carga de Jehová; porque la palabra de cada hombre será su carga; porque habéis pervertido las palabras del Dios vivo, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro.


Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, el cual ha enviado a blasfemar al Dios viviente.


Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración por el remanente que aún ha quedado.


El Señor dio la palabra: Grande era la compañía de aquellos que la publicaban.


Y plantó Abraham un bosque en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová, el Dios eterno.


para que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.


Jehová preside en el diluvio; y se sienta Jehová como Rey para siempre.


la tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló a la presencia de Dios, del Dios de Israel.


Antes que naciesen las montañas y formases la tierra y el mundo; Desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.


He aquí que las naciones son como la gota de un balde, y son contadas como el polvillo de la balanza; he aquí, Él toma las islas como cosa muy pequeña.


El que se bendijere en la tierra, en el Dios de la verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de la verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.


Y jurarás, diciendo: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia; y las naciones se bendecirán en Él, y en Él se gloriarán.


Miré las montañas, y he aquí que temblaban, y todas las colinas se movían levemente.


Al grito de la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las naciones.


Y temblará la tierra, y se afligirá; porque se cumplirá todo propósito de Jehová contra Babilonia, para hacer de la tierra de Babilonia una desolación, donde no haya morador.


Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que Él echará de delante de vosotros al cananeo, y al heteo, y al heveo, y al ferezeo, y al gergeseo, y al amorreo, y al jebuseo.


Tuya, oh Jehová, es la grandeza y el poder, y la gloria y la victoria y la majestad; porque todo lo que hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres exaltado como cabeza sobre todo.


Y Él juzgará al mundo con justicia; y juzgará a los pueblos con rectitud.


Pero Dios es mi Rey ya de antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra.


Desde el cielo hiciste oír juicio; la tierra tuvo temor y quedó suspensa,


Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.


¿No has sabido? ¿No has oído que el Dios eterno, Jehová, el Creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa, y que su entendimiento no hay quien lo alcance?


Que salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; el cual libró a Daniel del poder de los leones.


Las montañas tiemblan delante de Él, y los collados se disuelven; y la tierra se enciende a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.


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