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Isaías 64:8 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Pero ahora, oh Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡No te enojes tanto, pues, Yavé, ni estés recordando, a cada momento, nuestros pecados! Míranos, pues todos nosotros formamos tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Sin embargo, oh YHVH, Tú eres nuestro Padre; Nosotros la arcilla y Tú nuestro Alfarero, Todos nosotros, obra de tus manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 No te enojes, Yahveh, hasta el extremo, ni recuerdes por siempre la culpa; mira, ve: ¡Tu pueblo somos todos nosotros!

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Isaías 64:8
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Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.


YOD.Tus manos me hicieron y me formaron: Dame entendimiento, y aprenderé tus mandamientos.


Jehová perfeccionará su propósito en mí: Tu misericordia, oh Jehová, permanece para siempre; no abandones la obra de tus manos.


Reconoced que Jehová es Dios: Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.


Pero tú eres nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro Padre; nuestro Redentor, tu nombre es desde la eternidad.


Vuestra perversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: Él no me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado: Él no tiene entendimiento?


¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡El tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al alfarero: Qué haces? ¿O tu obra dirá: Él no tiene manos?


Así dice Jehová, tu Redentor, el que te formó desde el vientre: Yo soy Jehová, el Creador de todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;


todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los creé, los formé y los hice.


Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, pues que tú eres mi siervo: Yo te formé; siervo mío eres tú. Oh Israel, yo no me olvidaré de ti.


¿Así pagas a Jehová, oh pueblo loco e ignorante? ¿No es Él tu Padre que te poseyó? Él te hizo y te estableció.


porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús,


Y si vosotros sois de Cristo, entonces simiente de Abraham sois, y herederos conforme a la promesa.


Y dirás a Faraón: Así dice Jehová: Israel es mi hijo, mi primogénito.


Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.


¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?


Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


porque Jehová de los ejércitos los bendecirá, diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi heredad.


Así dice Jehová, el Santo de Israel y su Hacedor: Preguntadme de las cosas por venir acerca de mis hijos, y mandadme acerca de la obra de mis manos.


Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra de mis manos, para glorificarme.


Con llanto vendrán, y entre súplicas los conduciré. Los haré andar junto a ríos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito.


Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en el lugar donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.


¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué menospreciaremos cada uno a su hermano, quebrantando el pacto de nuestros padres?


¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en las montañas, y para raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del furor de tu ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo.


Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran fortaleza y con tu brazo extendido.


Masquil de Asaf ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?


Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.


Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo; y no me acordaré de tus pecados.


Porque no contenderé para siempre, ni para siempre guardaré el enojo; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.


Porque dijo: Ciertamente ellos son mi pueblo, hijos que no mienten; y fue su Salvador.


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