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Isaías 63:16 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Pero tú eres nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro Padre; nuestro Redentor, tu nombre es desde la eternidad.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¡Ciertamente tú sigues siendo nuestro Padre! Aunque Abraham y Jacob nos desheredaran, tú, Señor, seguirías siendo nuestro Padre. Tú eres nuestro Redentor desde hace siglos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 pues tú eres nuestro Padre. Abraham ya no sabe de nosotros e Israel tampoco se acordará. Mas tú, Yavé, eres nuestro Padre, nuestro Redentor; éste ha sido siempre tu Nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¡No la reprimas, porque Tú eres nuestro padre! Aunque Abraham no nos conozca e Israel nada sepa de nosotros, Tú, oh YHVH, eres nuestro Padre; ¡Redentor nuestro desde la eternidad, es tu Nombre!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Porque tú eres nuestro padre; Abrahán no sabe de nosotros, ni Israel nos reconoce. Tú, Yahveh, eres nuestro padre; tu nombre desde siempre 'Nuestro redentor'.

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Isaías 63:16
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Pero ahora, oh Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.


¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué menospreciaremos cada uno a su hermano, quebrantando el pacto de nuestros padres?


Mas yo dije: ¿Cómo he de ponerte entre los hijos, y darte la tierra deseable, la rica heredad de los ejércitos de las naciones? Y dije: Padre mío me llamarás, y no te apartarás de en pos de mí.


Así dice Jehová, el Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.


¿Así pagas a Jehová, oh pueblo loco e ignorante? ¿No es Él tu Padre que te poseyó? Él te hizo y te estableció.


El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está mi temor?, dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?


No temas, gusano de Jacob, ni vosotros, varones de Israel; yo te ayudaré, dice Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel.


Con llanto vendrán, y entre súplicas los conduciré. Los haré andar junto a ríos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito.


Así dice Jehová, vuestro Redentor, el Santo de Israel: Por vuestra causa he enviado a Babilonia, e hice descender a todos sus nobles y a los caldeos, cuyo clamor está en las naves.


Sus hijos alcanzan honor, y él no lo sabe; o son humillados, y no entiende de ellos.


y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel, nuestro padre, desde la eternidad y hasta la eternidad.


Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.


el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo,


Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.


Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.


Y dirás a Faraón: Así dice Jehová: Israel es mi hijo, mi primogénito.


Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.


Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.


Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


Por tanto, Jehová que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;


Pero tú, Israel, eres mi siervo, tú, Jacob, a quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo.


Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque lo llamé solo, y lo bendije, y lo multipliqué.


Y mamarás la leche de los gentiles, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy tu Salvador, y tu Redentor, el Poderoso de Jacob.


Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en el lugar donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.


Vosotros sois los hijos de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni haréis calva entre vuestros ojos por los muertos.


Así dice Jehová, el Santo de Israel y su Hacedor: Preguntadme de las cosas por venir acerca de mis hijos, y mandadme acerca de la obra de mis manos.


Y nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; porque escondiste de nosotros tu rostro, y nos has consumido a causa de nuestras iniquidades.


Ciertamente en vano es esperar que la salvación venga de los collados, o de la multitud de las montañas: Ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.


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