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Isaías 6:10 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y su corazón entienda, y se convierta y sea sanado.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Endurece el corazón de este pueblo; tápales los oídos y ciérrales los ojos. De esa forma, no verán con sus ojos, ni oirán con sus oídos, ni comprenderán con su corazón para que no se vuelvan a mí en busca de sanidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¡Puedes ir! Se pondrá más pesado el corazón de este pueblo, se volverán sordos sus oídos y se les pegarán sus ojos. ¿Acaso se atreverían a ver con sus ojos, y a oír sus oídos, para que comprenda su corazón, y se conviertan y recuperen la salud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Embota el corazón de este pueblo Y que sus oídos se endurezcan y sus ojos se cieguen; No sea que viendo con sus ojos Y oyendo con sus oídos Y entendiendo con su corazón, Se convierta, y sea sanado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, ciega sus oídos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus oídos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.

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Isaías 6:10
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Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.


Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y de los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane.


Oíd ahora esto, pueblo necio y sin entendimiento, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.


¿A quiénes hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.


Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;


¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor a tus siervos, las tribus de tu heredad.


Porque Jehová derramó sobre vosotros el espíritu de sueño profundo, y cerró vuestros ojos; a los profetas, a vuestros gobernantes, y a los videntes cubrió.


Mas Sehón, rey de Hesbón, no quiso que pasásemos por su territorio; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, e hizo obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy.


Encerrados están en su propia grosura; con su boca hablan soberbiamente.


Pero engordó Jesurún, y dio coces; engordaste, te cubriste de grasa. Entonces dejó al Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación.


Se engrosó el corazón de ellos como sebo; mas yo en tu ley me he deleitado.


Y yo, he aquí yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros y en su caballería.


Y Moisés y Aarón hicieron todas estas maravillas delante de Faraón: y Jehová endureció el corazón de Faraón, y este, no dejó salir a los hijos de Israel de su tierra.


Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, y no quiso dejarlos ir.


a estos ciertamente olor de muerte para muerte; y a aquéllos fragancia de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?


Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,


Y Jehová herirá a Egipto, herirá y sanará. Y ellos se convertirán a Jehová y Él les será clemente y los sanará.


Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.


Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.


Pero Jehová no os dio corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír, hasta el día de hoy.


Porque cuando yo los introduzca en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel, comerán, y se saciarán, y engordarán; y luego se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me provocarán y quebrantarán mi pacto.


Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz vacilar continuamente sus lomos.


Por tanto, he aquí que yo volveré a hacer obra maravillosa en este pueblo, prodigio grande y asombroso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá el entendimiento de sus entendidos.


No saben ni entienden; porque Él ha cerrado sus ojos para que no vean y su corazón para que no entiendan.


Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?


Dales dureza de corazón, tu maldición caiga sobre ellos.


Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de un pastor insensato;


las grandes pruebas que vieron tus ojos, las señales y los grandes milagros.


Cierra sus ojos para pensar perversidades; mueve sus labios, efectúa el mal.


Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;


Pues la palabra de Jehová les fue mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; para que fueran y cayeran de espaldas, y fueran quebrantados, enlazados y apresados.


Deteneos y maravillaos; clamad y llorad; se embriagan, pero no de vino; se tambalean, pero no por licor.


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