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Isaías 5:25 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Por esta causa se encendió la ira de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y lo hirió; y se estremecieron los collados, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está extendida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Por eso el enojo del Señor arde contra su pueblo y ha levantado el puño para aplastarlo. Los montes tiemblan y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura. Pero aun así, el enojo del Señor no está satisfecho. ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Por esto Yavé se enojó con su pueblo y levantó su mano para pegarle; los cerros se estremecieron y los cadáveres quedaron tirados esparcidos como la basura en las calles. Pero no se le pasó el enojo, pues siguió con su mano levantada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Por eso la ira de YHVH se ha inflamado contra su pueblo, Y extiende su mano para herirlo. Los montes se estremecen y sus cadáveres° yacen como basura en la calle; Y con todo, no se aplaca su ira: Su mano sigue extendida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Por eso se encendió la ira de Yahveh contra su pueblo, tendió su mano contra él y lo hirió. Temblaron las montañas. Los cadáveres fueron como basura en medio de las calles. Y ni aun así se calmó su ira, y su mano está todavía extendida.

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Isaías 5:25
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Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.


Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos contra Judá. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.


Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia; porque todos son hipócritas y malhechores, y toda boca habla necedades. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.


Y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel; de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel.


Oh Señor, según todas tus justicias, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad, Jerusalén, tu santo monte: porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro.


Miré las montañas, y he aquí que temblaban, y todas las colinas se movían levemente.


impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos sean salvos; colmando siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.


Las montañas tiemblan delante de Él, y los collados se disuelven; y la tierra se enciende a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan.


De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni sepultados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; y serán consumidos por la espada y por hambre, y sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra.


Entonces se estremeció y tembló la tierra; y los cimientos de los collados se conmovieron y fueron sacudidos, porque se indignó Él.


Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió el furor de Jehová contra su pueblo, y ya no hubo remedio.


Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos.


Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.


Te vieron las montañas y temblaron; pasó el desbordamiento de las aguas; el abismo dio su voz, y levantó en alto sus manos.


Y debajo de Él se derretirán las montañas, y los valles se hendirán como la cera delante del fuego, como las aguas que corren por un precipicio.


Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.


Pero tú nos has desechado totalmente; en gran manera estás enojado contra nosotros.


Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: Espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra, para devorar y para destruir.


Habla: Así dice Jehová: Aun los cadáveres de los hombres caerán como estiércol sobre el campo abierto, y como manojo tras el segador, y no habrá quién los recoja.


y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán por muladar sobre la faz de la tierra.


Por eso vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.


Tiembla, tierra, ante la presencia del Señor, ante la presencia del Dios de Jacob;


Por tanto, la ira de Jehová se encendió contra su pueblo, tanto, que aborreció a su propia heredad;


que perecieron en Endor, fueron hechos como estiércol para la tierra.


Pero Él, lleno de compasión, perdonaba su iniquidad y no los destruía; muchas veces apartó su ira, y no despertó todo su enojo.


La voz de tu trueno estaba en el cielo; los relámpagos alumbraron al mundo; se estremeció y tembló la tierra.


la tierra tembló; también destilaron los cielos a la presencia de Dios; aquel Sinaí tembló a la presencia de Dios, del Dios de Israel.


Y se encendió el furor de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de Hazael, rey de Siria, y en mano de Benadad, hijo de Hazael, todos sus días.


El que de Acab fuere muerto en la ciudad, perros lo comerán: y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.


El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.


El que muriere de los de Jeroboam en la ciudad, le comerán los perros; y el que muriere en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.


Y mi furor se encenderá contra ellos en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro y serán consumidos; y muchos males y angustias vendrán sobre ellos, y dirán en aquel día: ¿No nos han venido estos males porque no está nuestro Dios en medio de nosotros?


Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.


Lo mandaré contra una nación impía, y contra el pueblo de mi ira lo enviaré; para que quite despojos y arrebate presa, y los pisotee como el lodo de las calles.


Pero tú has sido echado de tu sepulcro como vástago abominable, como ropa de muertos traspasados a espada, que descienden a las piedras de la fosa, como cadáver pisoteado.


Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos: Jehová dio mandamiento respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.


Y Él extenderá sus manos en medio de ellos, como las extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia junto con el despojo de sus manos.


Por tanto, derramó sobre él el furor de su ira y la fuerza de guerra; le prendió fuego todo en derredor, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.


Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como buey montaraz en la red, llenos del furor de Jehová, de la reprensión de tu Dios.


Cuando hiciste cosas terribles, que no esperábamos, descendiste y se deslizaron las montañas ante tu presencia.


Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego.


Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano no morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables a toda carne.


Y habrá en ti cesación de tu heredad, la cual yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que tú no conoces; porque habéis encendido un fuego en mi ira que arderá para siempre.


Y extenderé mi mano contra ellos, y desolaré la tierra, sí, la desolaré más que el desierto hacia Diblat, en todas sus habitaciones; y sabrán que yo soy Jehová.


Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extendiere contra la tierra de Egipto.


¿No se estremecerá por esto la tierra? ¿No llorará todo aquel que habite en ella? Y subirá toda como un río, y será arrojada, y se hundirá como el río de Egipto.


Y yo esconderé ciertamente mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.


Si Dios no retira su ira, los ayudadores soberbios serán abatidos debajo de Él.


Por tanto, Jehová levantará a los enemigos de Rezín contra él, y reunirá a sus enemigos;


Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos.


Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre; y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de su propio brazo.


Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.


Y sus casas serán entregadas a otros, sus heredades y también sus esposas; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.


Por tanto, así dice el Señor Jehová: Como el árbol de la vid entre los árboles del bosque, el cual di al fuego para que lo consuma, así haré a los moradores de Jerusalén.


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