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Isaías 43:28 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

28 Por tanto, yo profané a los príncipes del santuario, y entregué a Jacob al anatema, y al oprobio a Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Por eso yo he avergonzado a tus sacerdotes; he decretado la destrucción total de Jacob y la vergüenza para Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 por eso, dejé botados a los jefes de mi santuario, exterminé a los hijos de Jacob y quise que mi pueblo fuera despreciado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Por tanto, Yo he deshonrado a los príncipes del Santuario, Y entregué a Jacob a la maldición, Y a Israel al vituperio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Por eso execré a los jefes del santuario, entregué a Jacob al exterminio y a Israel a los ultrajes.

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Isaías 43:28
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y los entregaré para ser llevados a todos los reinos de la tierra para su mal; para ser oprobio y refrán, para burla y maldición en todos los lugares adonde yo los arrojaré.


Y será que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré, y seréis bendición. No temáis, mas esfuércense vuestras manos.


Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis escogidos; porque el Señor Jehová te matará; y llamará a sus siervos por otro nombre.


impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos sean salvos; colmando siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.


Destruyó el Señor, y no perdonó; Devoró en su furor todas las tiendas de Jacob: Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, humilló el reino y a sus príncipes.


Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y los entregué en tu mano; no les tuviste misericordia; sobre el anciano agravaste mucho tu yugo.


Hemos venido a ser oprobio a nuestros vecinos, escarnio y burla a los que nos rodean.


Por tanto, Jehová veló sobre el mal, y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que Él hace, porque no obedecimos a su voz.


Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti, cuando yo ejecute en ti juicios en furor e indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado.


El aliento de nuestra nariz, el ungido de Jehová fue apresado en sus fosos; de quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones.


Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.


Montes de Gilboa, ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, ni seáis tierras de ofrendas; porque allí fue desechado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.


Por esta causa la maldición consumió la tierra, y los que habitan en ella fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y pocos son los hombres que aún quedan.


Porque mi espada se embriagará en el cielo; he aquí que descenderá sobre Edom, y sobre el pueblo de mi anatema, para juicio.


Y todo Israel traspasó tu ley apartándose para no oír tu voz: por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra Él pecamos.


Me dijo entonces: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta será destruido según lo escrito en un lado, y todo aquel que jura será destruido según lo escrito en el otro lado.


Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios.


Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni viejo, ni decrépito; todos los entregó en sus manos.


Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así fue Judá trasportado de su tierra.


Y Él ha confirmado su palabra que habló sobre nosotros, y sobre nuestros jueces que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; que nunca fue hecho debajo del cielo como fue hecho en Jerusalén.


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