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Hechos 6:9 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga que se llama de los libertinos, y cireneos, y alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, disputando con Esteban.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Cierto día, unos hombres de la sinagoga de los Esclavos Liberados —así la llamaban— comenzaron a debatir con él. Eran judíos de Cirene, Alejandría, Cilicia y de la provincia de Asia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia. Se pusieron a discutir con Esteban,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero algunos de la llamada Sinagoga de Libertos° (tanto cireneos como alejandrinos), y de los de Cilicia y de Asia, se levantaron para disputar con Esteban.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Surgieron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, oiriundos de Cirene y Alejandría, de Cilicia y de Asia, que disputaban con Esteban,

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Hechos 6:9
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y cuando el gobernador leyó la carta, preguntó de qué provincia era. Y cuando entendió que era de Cilicia,


Yo de cierto soy hombre judío, nacido en Tarso, ciudad de Cilicia, pero criado en esta ciudad, educado a los pies de Gamaliel, enseñado según la perfecta manera de la ley de los padres, siendo celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros.


y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.


y escribir por mano de ellos, de esta manera: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos: A los hermanos que son de los gentiles que están en Antioquía, y en Siria, y en Cilicia, saludos.


Y saliendo, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a cargar su cruz.


Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia,


Y cuando estaban por cumplirse los siete días, los judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a todo el pueblo y le echaron mano,


Y esto fue hecho por espacio de dos años; de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.


Y cierto judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras, vino a Éfeso.


Y pasando a Frigia y a la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo predicar la palabra en Asia.


Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y os traerán ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre.


Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas seréis azotados; y delante de gobernadores y de reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio contra ellos.


Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán.


¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este mundo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?


Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.


Y yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba, y azotaba por las sinagogas a los que creían en ti;


Entonces Pablo le dijo: Yo de cierto soy hombre judío, de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; y te ruego que me permitas hablar al pueblo.


y veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha persuadido y apartado a muchas gentes, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos.


Pero cuando los judíos vieron las multitudes, se llenaron de celos, y se oponían a lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.


Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía ciertos profetas y maestros; Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio cireneo, y Manahén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.


Y de ellos había unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron a los griegos, predicando el evangelio del Señor Jesús.


Por tanto, he aquí yo os envío profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis; y a algunos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;


Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.


Y en esto, unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo no con multitud ni con alboroto;


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