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Hebreos 12:22 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 sino que os habéis acercado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a una compañía innumerable de ángeles,

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Biblia Reina Valera 1960

22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 En cambio, ustedes han llegado al monte Sion, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, y a incontables miles de ángeles que se han reunido llenos de gozo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Ustedes, en cambio, se han acercado al cerro de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles,

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Sino que os habéis acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios vivo: a Jerusalem la celestial, y a las miríadas de ángeles,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Pero vosotros os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén de arriba, a millares de ángeles, a una reunión plena,

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Hebreos 12:22
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Mas nuestra ciudadanía está en el cielo, de donde también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo;


Mas la Jerusalén de arriba es libre; la cual es la madre de todos nosotros.


Y miré, y he aquí un Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de su Padre escrito en sus frentes.


Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.


Y yo Juan vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía de Dios, del cielo, dispuesta como una novia ataviada para su marido.


Ciertamente volverán los redimidos de Jehová, volverán a Sión cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.


Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.


Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y escribiré sobre él mi nombre nuevo.


Porque no tenemos aquí ciudad permanente, mas buscamos la por venir.


Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo artífice y hacedor es Dios.


Y sucederá que todo aquel que invocare el nombre de Jehová, será salvo; porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación, como Jehová ha dicho, y en los que quedaren, a los cuales Jehová habrá llamado.


Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en el lugar donde se les ha dicho: Vosotros no sois mi pueblo, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente.


Un río de fuego procedía y salía de delante de Él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de Él. El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.


Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel.


Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.


Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo pongo en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, fundamento firme; el que creyere, no se apresurará.


Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.


Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, al cual el rey de los asirios su señor ha enviado para injuriar al Dios vivo, y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda.


Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de Dios,


Y vi otro ángel que subía de donde nace el sol, teniendo el sello del Dios viviente. Y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar,


De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, el Señor viene con decenas de millares de sus santos,


De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino, todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque Él es el Dios viviente y permanece por la eternidad, y su reino no será destruido, y su señorío permanecerá hasta el fin.


Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.


Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para yo plantar los cielos y fundar la tierra, y decir a Sión: Tú eres mi pueblo.


Cosas gloriosas se dicen de ti, oh ciudad de Dios. (Selah)


Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de Jehová: Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.


Pero yo he puesto a mi Rey sobre Sión, mi santo monte.


Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que Él echará de delante de vosotros al cananeo, y al heteo, y al heveo, y al ferezeo, y al gergeseo, y al amorreo, y al jebuseo.


Y dijo: Jehová vino de Sinaí, y de Seir les esclareció; resplandeció del monte de Parán, y vino con diez mil santos; a su diestra la ley de fuego para ellos.


Porque, ¿qué es toda carne, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y viva?


Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo.


¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?


Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;


porque ellos mismos cuentan de nosotros de qué manera nos recibisteis; y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,


y así todo Israel será salvo; como está escrito: De Sión vendrá el Libertador, que quitará de Jacob la impiedad.


Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: Vosotros no sois mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente.


ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.


¿Y qué se responderá a los mensajeros de la nación? Que Jehová fundó a Sión, y que en ella se refugiarán los afligidos de su pueblo.


Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor está entre ellos, como en el Sinaí, en el lugar santo.


Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.


Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?


Entonces la luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine gloriosamente en el monte de Sión, y en Jerusalén, y delante de sus ancianos.


Acontecerá también en aquel día, que se tocará una gran trompeta, y vendrán los que estaban a punto de perecer en la tierra de Asiria, y los desterrados en la tierra de Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.


entonces entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén: y esta ciudad permanecerá para siempre.


Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y de la familia de Dios;


Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea gloria por siempre jamás. Amén.


Pero ahora anhelaban una mejor patria, esto es, la celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les había preparado una ciudad.


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