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Hageo 2:22 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de las naciones; y trastornaré el carro, y los que en él suben; y vendrán abajo los caballos, y los que en ellos montan, cada cual por la espada de su hermano.

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Biblia Reina Valera 1960

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Derrocaré los tronos reales y destruiré el poder de los reinos de las naciones. Volcaré sus carros de guerra, los caballos caerán y los jinetes se matarán unos a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Derribaré los tronos de los reyes y destruiré el poderío de las naciones. Volcaré al carro con su conductor; rodarán por el suelo los caballos y sus jinetes. Se matarán unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Trastornaré el trono de los reinos y haré que sea destruida la potencia de los reinos de las naciones. Volcaré carros y aurigas, y caerán caballos y jinetes, cada uno por la espada de su propio hermano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 derribaré los tronos de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; volcaré el carro y a quien le monta: caerán por tierra los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano.

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Hageo 2:22
38 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que exterminaré tus caballos de en medio de ti, y destruiré tus carros.


Mas los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zerera, y hasta el término de Abel-mehola en Tabat.


Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres, y pestilencias, y terremotos en muchos lugares.


Y la tribulación pasará por el mar, y en el mar herirá las olas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.


Entonces Él respondió y me habló, diciendo: Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No por el poder, ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos.


Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante al despojo: porque mi determinación es reunir a las naciones, juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira; porque del fuego de mi celo será consumida toda la tierra.


Y con ira y con furor haré venganza en las gentes que no escucharon.


Así os hartaréis sobre mi mesa, de caballos y carros, de hombres valientes, y de todos los hombres de guerra, dice el Señor Jehová.


Que hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.


Y con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y con paz destruirá a muchos; y contra el Príncipe de los príncipes se levantará; mas sin mano será quebrantado.


A tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron entorpecidos.


Y el séptimo ángel tocó la trompeta; y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo han venido a ser de nuestro Señor, y de su Cristo; y reinará para siempre jamás.


Después saldrá Jehová y peleará contra aquellas naciones, como peleó el día de la batalla.


Y cortaré el carro de Efraín, y el caballo de Jerusalén; y el arco de guerra será cortado; y hablará paz a las naciones; y su dominio será de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.


Y el remanente de Jacob será entre los gentiles, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la selva, como el cachorro del león entre los rebaños de ovejas, el cual si pasa, pisotea y arrebata, y no hay quien pueda librar.


La derribaré, derribaré, derribaré, y ya no será más, hasta que venga Aquél a quien pertenece el derecho, y se la entregaré.


Porque la nación o el reino que no te sirviere, perecerá; y esas naciones del todo serán asoladas.


Y levantaré a egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino.


Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como combustible para el fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano.


Y cuando comenzaron a cantar y a alabar, Jehová puso emboscadas contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados:


Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha.


Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar.


Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.


Y yo, he aquí yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros y en su caballería.


Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; y sus príncipes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.


Pues los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y como hubieron acabado a los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.


Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus ropas bordadas; se vestirán de espanto, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento y estarán ante ti atónitos.


Y en todas mis montañas llamaré contra él espada, dice el Señor Jehová; la espada de cada cual será contra su hermano.


y el que toma el arco no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida.


Las naciones verán, y quedarán confundidas de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos.


Y serán como hombres valientes, que en la batalla pisotean al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová será con ellos; y los que montan a caballo serán avergonzados.


Y una nación destruía a otra nación, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades.


Tu mano se alzará sobre tus adversarios, y todos tus enemigos serán cortados.


Y será que en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.


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