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Habacuc 3:16 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 »Al oír esto, me estremecí por dentro; mis labios temblaron de miedo. Se me doblaron las piernas, caí y temblé de terror. Esperaré en silencio el día venidero cuando la catástrofe golpee al pueblo invasor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Al oírlo, mi corazón palpita, al sentirlo, mis labios se estremecen, se corrompe la médula en mis huesos, y temblequean mis piernas. Espero, sin embargo, el día amargo que sobrevendrá al pueblo opresor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Lo escuché, y se conmovieron mis entrañas, Y mis labios palpitaron al oírlo. La podredumbre entró en mis huesos, Y dentro de mí mismo me estremezco, porque debo esperar quieto el día de la adversidad, Cuando el pueblo que nos ha de invadir suba con sus tropas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Lo he oído y se estremecen mis entrañas, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el día de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.

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Habacuc 3:16
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí; todos mis huesos tiemblan; estoy como un hombre borracho, y como un hombre a quien dominó el vino, por causa de Jehová y por las palabras de su santidad.


Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.


Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí; antes mi fuerza se me cambió en debilidad, sin retener vigor alguno.


Mi carne se ha estremecido por temor de ti; y de tus juicios tengo miedo.


Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo honraré.


Y yo Daniel desfallecí y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, atendí el asunto del rey; mas yo estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.


Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu; pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.


En vuestra paciencia poseed vuestras almas.


De noche taladra sobre mí mis huesos, y mis tendones no reposan.


Mi piel está denegrida sobre mí, y mis huesos se han quemado del calor.


La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la que lo avergüenza, es como carcoma en sus huesos.


El corazón apacible es vida de la carne; pero la envidia, es carcoma de los huesos.


¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque el sonido de la trompeta has oído, oh alma mía, el pregón de guerra.


He aquí, yo traigo sobre vosotros una nación de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; una nación poderosa, una nación antigua, una nación cuya lengua no conoces, ni entiendes lo que hablan.


Desde lo alto envió fuego en mis huesos, el cual prevaleció; ha tendido red a mis pies, me volvió atrás, me dejó desolada, y desfallezco todo el día.


Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como dolores de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado.


¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de él será librado.


Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte.


Y oí la voz de sus palabras: y cuando oí la voz de sus palabras, estaba yo en un profundo sueño sobre mi rostro, y mi rostro en tierra.


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