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Génesis 21:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Pero Dios escuchó llorar al muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo: «Agar, ¿qué pasa? ¡No tengas miedo! Dios ha oído llorar al muchacho, allí tendido en el suelo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Dios oyó los gritos del niño, y el Angel de Dios llamó desde el cielo a Agar y le dijo: '¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído al niño gritando de donde está.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Pero ’Elohim oyó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque ’Elohim ha oído la voz del muchacho en donde está.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: '¿Qué te ocurre, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado la voz del niño desde el lugar donde él está.

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Génesis 21:17
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Le dijo también el Ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción.


Invócame en el día de la angustia; y te libraré, y tú me honrarás.


Y dijo Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues conozco sus angustias;


Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo honraré.


Y tan pronto como Jesús oyó la palabra que fue dicha, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.


Y llamando Jesús a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; sí, siempre te ayudaré, siempre te sostendré con la diestra de mi justicia.


La carga del valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido a los terrados?


Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne.


Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y tuvo compasión de ellos, y los miró, por amor a su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de sí hasta ahora.


Mas Joacaz oró a la faz de Jehová, y Jehová lo oyó: porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía.


Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que lloran? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes.


Y dando voces a los de Dan, estos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes que has juntado gente?


Porque sólo aquella es su cubierta, es la vestidura para cubrir su piel. ¿En qué dormirá? Y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso.


Que si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;


Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; quedaos quietos, y ved la salvación de Jehová, que Él hará hoy con vosotros; porque a los egipcios que hoy habéis visto, ya nunca más los veréis.


Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque yo haré de ti una gran nación.


Y le dijo el Ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo de su mano.


Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y soy tu galardón sobremanera grande.


Y la halló el Ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur.


Entonces el Ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.


Jehová, Dios del cielo, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu simiente daré esta tierra; Él enviará su ángel delante de ti, y tú tomarás de allá esposa para mi hijo.


Y se le apareció Jehová aquella noche y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu simiente por amor a Abraham mi siervo.


Y le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza: y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.


Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, y nuestro trabajo, y nuestra opresión.


Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque Jehová ha oído la voz de mi llanto.


Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora.


Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.


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