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Filipenses 3:9 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es de la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

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Biblia Reina Valera 1960

9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Y quiero encontrarme en él, no teniendo ya esa rectitud que pretende la Ley, sino aquella que es fruto de la fe de Cristo, quiero decir, la reordenación que Dios realiza a raíz de la fe.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que procede de la ley, sino la que es mediante la fe del Mesías, la justicia que procede de Dios basada en la fe,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 y ser hallado en él, no por retener una justicia mía -la que proviene de la ley-, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,

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Filipenses 3:9
56 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.


Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual de Dios nos es hecho sabiduría, justificación, santificación y redención;


sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.


Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.


Porque en él la justicia de Dios es revelada de fe en fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.


Del trabajo de su alma verá y será saciado; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y Él llevará las iniquidades de ellos.


En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y este es el nombre con el cual la llamarán: Jehová, justicia nuestra.


nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hayamos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo;


quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús desde antes del principio de los siglos;


De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.


en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.


Porque con el corazón se cree para justicia; y con la boca se hace confesión para salvación.


Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;


En sus días será salvo Judá, e Israel habitará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA.


Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.


Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.


Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.


Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún viviente.


¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.


Todos se han desviado, a una se han corrompido; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.


Mas Ezequías no pagó conforme al bien que le había sido hecho; antes se enalteció su corazón, y la ira vino contra él, y contra Judá y Jerusalén.


Si hubieren pecado contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, y estos los llevaren cautivos a la tierra del enemigo, sea lejos o cerca,


Así fue destruida toda sustancia viviente de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta el ganado, y los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra; solo Noé quedó vivo, y los que con él estaban en el arca.


Cualquiera que comete pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley.


Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.


Porque todos ofendemos en muchas cosas. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.


para que por dos cosas inmutables, en las cuales, es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos hemos refugiado asiéndonos de la esperanza puesta delante de nosotros.


Saludad a Andrónico y a Junia, mis parientes y mis compañeros de prisiones, que son insignes entre los apóstoles; y que también fueron antes de mí en Cristo.


para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.


Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia eterna, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.


Yo acercaré mi justicia, no estará lejos; y mi salvación no tardará. Y pondré salvación en Sión por Israel mi gloria.


Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.


Pero en lo de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acaecido en aquella tierra, Dios lo dejó, para probarle, para saber todo lo que había en su corazón.


Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para cumplirlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.


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