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Ezequiel 3:26 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y haré que tu lengua se pegue a tu paladar, y estarás mudo, y no serás para ellos varón que reprende; porque son una casa rebelde.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Haré que la lengua se te pegue al paladar para que quedes mudo y no puedas reprenderlos, porque son rebeldes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Hago que tu lengua se pegue a tu paladar: estás mudo y dejas de reprocharlos porque son una raza de rebeldes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Y Yo haré que la lengua se pegue a tu paladar, y quedarás mudo, y no serás para ellos como un varón que reprende, porque son casa rebelde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Y haré que tu lengua se pegue al paladar, de modo que quedarás mudo y no serás para ellos un censor, porque son raza rebelde.

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Ezequiel 3:26
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el que haya escapado, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.


mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.


Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.


Ellos odian al que reprende en la puerta de la ciudad, y aborrecen al que habla lo recto.


Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebró sus cerrojos: Su rey y sus príncipes están entre los gentiles donde no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová.


Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que yo te mande. No temas delante de su rostro, no sea que yo te confunda delante de ellos.


Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.


Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes que viniese el que había escapado, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no más estuve callado.


y cuando él habló conmigo estas palabras, puse mi rostro en tierra, y enmudecí.


Ciertamente hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al sacerdote.


Hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, y no ven, tienen oídos para oír, y no oyen, porque son una casa rebelde.


Por tanto tú, hijo de hombre, hazte equipaje de partida, y márchate de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez consideren, porque son una casa rebelde.


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