Y en ellas el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reunieran y estuvieran a la defensa de su vida, prestos a destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo o provincia que los atacara, aun a los niños y a las mujeres, y que tomaran de ellos el despojo,
Y les refirió Amán la gloria de sus riquezas, y la multitud de sus hijos, y todas las cosas con las que el rey le había engrandecido, y cómo le había exaltado sobre los príncipes y siervos del rey.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.
Porque vendidos estamos yo y mi pueblo para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Y si para ser siervos y siervas fuéramos vendidos, yo callaría, aunque el enemigo no compensaría el daño del rey.
Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán, hijo de Amadata agageo, y lo enalteció, y puso su silla sobre todos los príncipes que estaban con él.
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo, Jehová tu Dios, soy Dios celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Y fueron enviadas cartas por medio de los correos a todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.
Y el rey ordenó que fueran traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones, ellos, sus hijos y sus esposas; y aún no habían llegado al suelo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.