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Esdras 10:1 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y cuando Esdras hubo orado y confesado, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo con gran llanto.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Mientras Esdras oraba y hacía esa confesión llorando y postrado rostro en tierra delante del templo de Dios, una gran multitud de Israel —hombres, mujeres y niños— se congregó y lloró amargamente con él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Esdras hacía esta oración y esta confesión, entre sollozos y postrado delante del Templo de Dios, mientras una gran multitud de israelitas, hombres, mujeres y niños se congregaban alrededor de él; el pueblo también sollozaba a gritos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y mientras Esdras oraba y hacía confesión, llorando y postrado delante de la Casa de Dios, se reunió en torno a él una gran multitud de hombres y mujeres y niños de Israel; y todo el pueblo lloraba amargamente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y niños. El pueblo lloraba muy copiosamente.

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Esdras 10:1
29 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Aún estaba yo hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentaba mi súplica delante de Jehová mi Dios por la montaña santa de mi Dios;


Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.


Que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón.


Escucha, pues, la oración de tu siervo y de tu pueblo Israel; cuando oren hacia este lugar, escucha tú desde el cielo, lugar de tu habitación; escucha tú y perdona.


Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,


Y Nehemías el Tirsata, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.


Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén el espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre Él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre Él como quien se aflige sobre primogénito.


Y el resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, sus esposas, sus hijos y sus hijas, todos los que tenían conocimiento y entendimiento,


Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y en nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú oirás y nos ayudarás.


Tomad con vosotros palabras, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acéptanos con gracia, y daremos becerros de nuestros labios.


Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová es llevado cautivo.


¡Oh si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!


Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. (Selah)


Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu súplica, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.


Y cuando cumplimos aquellos días, partimos, y nos encaminaron todos, con sus esposas e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la ribera, oramos.


Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayuno; y a la hora novena yo oraba en mi casa, y he aquí un varón se puso delante de mí en vestidura resplandeciente,


Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños, sus esposas y sus hijos.


Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de poner por obra todas las palabras de esta ley;


y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.


Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y fue a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib; y llegado allí, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa de la prevaricación de los de la cautividad.


Y sucedió que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios del cielo.


Esté ahora atento tu oído, y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos contra ti cometido; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.


Entonces Josué rompió sus vestiduras, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.


No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, mujeres y niños, y extranjeros que andaban entre ellos.


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