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Eclesiastés 9:11 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Me volví, y vi debajo del sol, que no es de los ligeros la carrera, ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontece a todos.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Observé algo más bajo el sol. El corredor más veloz no siempre gana la carrera y el guerrero más fuerte no siempre gana la batalla. Los sabios a veces pasan hambre, los habilidosos no necesariamente son ricos, y los bien instruidos no siempre tienen éxito en la vida. Todo depende de la suerte, de estar en el lugar correcto en el momento oportuno.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Aún he visto esto bajo el sol, que la carrera no la ganan los más rápidos, ni la lucha los que tienen más fuerzas; no hay más pan para los sabios, ni más riquezas para los inteligentes, ni más favores para los entendidos. Pues para todos se da la ocasión y la mala suerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Me volví y vi debajo del sol que la carrera no es de los veloces, ni la batalla de los fuertes, ni de los sabios el pan, ni de los inteligentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor, sino que un tiempo y una suerte alcanzan a todos ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 He visto además bajo el sol que no son los veloces quienes ganan la carrera, ni los héroes el combate, que también hay sabios sin pan, inteligentes sin estima, porque en todo interviene la suerte y la desgracia.

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Eclesiastés 9:11
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Así dice Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riqueza.


Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace.


Yo sé que todo lo que Dios hace será perpetuo: No hay nada que añadirle, ni nada que quitarle; y lo hace Dios, para que delante de Él teman los hombres.


En quien también obtuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito de Aquél que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad;


y dijo: Oíd, todo Judá, y vosotros moradores de Jerusalén y tú, rey Josafat. Así os dice Jehová: No temáis ni os amedrentéis delante de esta tan grande multitud; porque la batalla no es vuestra, sino de Dios.


Antes acuérdate de Jehová tu Dios; porque Él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.


También he visto que todo trabajo y toda excelencia de obra despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.


No huya el ligero, ni el valiente escape al norte; junto a la ribera del Éufrates tropezaron y cayeron.


Considera la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que Él torció?


Y me volví, y consideré todas las opresiones que se hacen debajo del sol; y he aquí, las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y el poder estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.


Y me volví yo para ver la sabiduría, y la locura y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey, sino lo que ya ha sido hecho?


Si Él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;


Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: El consejo de Husai arquita es mejor que el consejo de Ahitofel. Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón.


Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.


Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.


Y todos los moradores de la tierra son estimados como nada, y Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien estorbe su mano y le diga: ¿Qué haces?


Y cuando Ahitofel vio que no habían seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó, y se fue a su casa en su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó y murió. Y fue sepultado en el sepulcro de su padre.


y digas en tu corazón: Mi poder y la fortaleza de mi mano me han traído esta riqueza.


Y mirad; si sube por el camino de su término a Bet-semes, Él nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha sucedido por accidente.


Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; y ninguno de los varones fuertes pudo usar sus manos.


Oirá el sabio, y aumentará el saber; y el entendido adquirirá sabios consejos.


Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso acontece al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como el bueno, así el que peca; el que jura, como el que teme el juramento.


Entonces Él respondió y me habló, diciendo: Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No por el poder, ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos.


Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que todos tengan un mismo suceso, y también que el corazón de los hijos de los hombres esté lleno de mal y de locura en su corazón durante su vida; y después, se van a los muertos.


¿Cómo decís: Somos hombres valientes, y fuertes para la guerra?


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