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Eclesiastés 9:1 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto; que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; y que no saben los hombres ni el amor ni el odio; todo está delante de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Reflexioné pues en todo eso y vi claramente que los justos, los sabios y sus obras están en las manos de Dios. ¿Lo quiere El o no? Los hombres no lo saben: les puede pasar cualquier cosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Por todo ello dediqué mi corazón para declarar que los justos y los sabios y sus obras, todas estas cosas, están en la mano de Dios, aun el amor y el odio, pero el hombre no lo sabe, aunque todo está delante de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me he dedicado a examinar todo esto y he visto que los justos, los sabios y sus obras están en la mano de Dios. El hombre no conoce el amor ni el odio: ambas cosas son para él

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Eclesiastés 9:1
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Sí, Él amó al pueblo; todos sus santos están en tu mano; y ellos también se sientan a tus pies; cada uno recibirá de tus palabras.


que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación que está lista para ser manifestada en el tiempo postrero.


Hay una vanidad que se hace sobre la tierra; que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos; y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.


En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo ser humano.


Por cuya causa asimismo padezco estas cosas; mas no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que Él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.


Jehová, tú establecerás paz para nosotros; porque también has hecho en nosotros todas nuestras obras.


Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados.


En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.


Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie prevalecerá por su propia fuerza.


El necio multiplica las palabras; el hombre no sabe lo que ha de ser; ¿y quién le hará saber lo que después de él será?


Yo pues di mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos);


Apliqué mi corazón al saber y a examinar; a inquirir la sabiduría y la razón; para conocer la maldad de la insensatez, y la necedad de la locura.


Todo lo he visto en los días de mi vanidad. Hay justo que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.


Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender la locura y la necedad; me di cuenta que también esto es aflicción de espíritu.


Porque tuve envidia de los insensatos, cuando vi la prosperidad de los impíos.


Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.


Ciertamente yo buscaría a Dios, y a Dios encomendaría mi causa:


De continuo está mi alma en mi mano; mas no me he olvidado de tu ley.


También su amor, su odio y su envidia, fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.


a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey, y a toda alma que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías;


He aquí que todos vosotros lo habéis visto: ¿Por qué, pues, os hacéis enteramente vanos?


Porque no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?


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