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Eclesiastés 8:12 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Bien que el pecador haga mal cien veces, y sus días le sean prolongados, con todo yo también sé que a los que temen a Dios les irá bien, a los que temen ante su presencia;

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Biblia Reina Valera 1960

12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sin embargo, aunque una persona peque cien veces y siga gozando de muchos años de vida, yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pues por más que el pecador haga cien veces lo que es malo, se le deja todo su tiempo. (Sé, sin embargo, que la felicidad es para los que temen a Dios y que lo respetan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Pero aunque el pecador haga el mal cien veces y prolongue sus días, sé que le irá bien al que teme delante de Dios,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 El pecador obra mal cien veces, y su vida se prolonga. Pero yo sé que la dicha es para los que temen a Dios, precisamente porque le temen;

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Eclesiastés 8:12
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de paz.


Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;


Todo lo he visto en los días de mi vanidad. Hay justo que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.


Yo sé que todo lo que Dios hace será perpetuo: No hay nada que añadirle, ni nada que quitarle; y lo hace Dios, para que delante de Él teman los hombres.


¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira, preparados para destrucción;


Y su misericordia es en los que le temen, de generación en generación.


Mas por tu dureza, y tu corazón no arrepentido, atesoras ira para ti mismo, para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios,


Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.


Bueno es que tomes esto, y también de esto otro no apartes tu mano; porque el que teme a Dios, saldrá con todo.


Este también es un grave mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar al viento?


Mal perseguirá a los pecadores; mas a los justos el bien les será retribuido.


Bendecirá a los que temen a Jehová; a chicos y a grandes.


Aleluya Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.


Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad: Temed delante de Él, toda la tierra.


Temed ante su presencia toda la tierra: El mundo será aún establecido, para que no se conmueva.


Pero ninguno fue como Acab, quien se vendió a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, porque Jezabel su esposa lo incitaba.


No comerás de ella; para que te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto en ojos de Jehová.


Y Dios hizo bien a las parteras: y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera.


Y guarda sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre.


Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, cuando hicieres lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios.


Porque comerás el trabajo de tus manos; bienaventurado serás, y te irá bien.


Porque en la multitud de sueños y en las muchas palabras también abundan las vanidades; mas tú, teme a Dios.


El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.


Mas ahora, porque en su ira no visita, ni considera con rigor,


Bienaventurado el hombre que siempre teme; mas el que endurece su corazón, caerá en el mal.


No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley, ni en mis estatutos que puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.


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