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Eclesiastés 4:8 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y privo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Es el caso de un hombre que está totalmente solo, sin hijos ni hermanos, no obstante trabaja mucho para acumular toda la riqueza posible. Sin embargo, luego se pregunta: «¿Para quién trabajo? ¿Por qué me privo de tantos placeres?». Nada tiene sentido, todo es tan deprimente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 que no deja de extenuarse trabajando, nunca se siente lo bastante rico. Pero ¿para quién trabaja, para quién son esas privaciones? Ese es un mal negocio y que no tiene sentido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Hay quien está solo, sin nadie que lo acompañe, sin hijos ni hermanos, pero aun así su afán no tiene fin, su ojo no se harta de riquezas, y no se pregunta: ¿Para qué pues me afano y me privo de placeres? También esto es vanidad y tarea penosa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 un hombre completamente solo, sin hijos ni hermanos, y que, sin embargo, no pone fin a su trabajo ni sus ojos se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También eso es vanidad y mal negocio.

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Eclesiastés 4:8
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, sino del mundo.


El infierno y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca se sacian.


Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?


Todas las cosas son fatigosas, más de lo que el hombre puede expresar. No se sacia el ojo de ver, ni el oído se sacia de oír.


Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.


Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él.


¡Ay de los que juntan casa con casa, y añaden heredad a heredad hasta que ya no hay espacio, para habitar solos en medio de la tierra!


El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.


Ciertamente en tinieblas anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá.


Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.


¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no satisface? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.


Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad.


¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia, y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También esto es vanidad y mal grande.


Entonces yo me volví, y vi vanidad debajo del sol.


Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.


Además el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.


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