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Eclesiastés 2:3 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Después de pensarlo bien, decidí alegrarme con vino. Y mientras seguía buscando sabiduría, me aferré a la insensatez. Así traté de experimentar la única felicidad que la mayoría de la gente encuentra en su corto paso por este mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues en mi búsqueda de la sabiduría me había entregado a los placeres del vino. Quería vivir la experiencia de la locura, para saber al fin lo que conviene a los hombres que hagan bajo el cielo, durante los contados días de su vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Aun cuando mi corazón me guiaba con sabiduría, decidí agasajar mi carne con vino y entregarme a la insensatez, hasta ver cuál era el bien del hombre en que se ocupa bajo los cielos los pocos días de su vida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Procuré regalar mi cuerpo con el vino, aunque sin apartar mi corazón de la sabiduría, y entregarme a la disipación para saber en qué consiste la dicha de los mortales, lo que hacen bajo el cielo durante los días contados de su vida.

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Eclesiastés 2:3
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El vino es escarnecedor, la bebida fuerte alborotadora; y cualquiera que por ellos yerra, no es sabio.


Y di mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender la locura y la necedad; me di cuenta que también esto es aflicción de espíritu.


Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; mas sed llenos del Espíritu;


El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.


Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién podrá enseñar al hombre lo qué será después de él debajo del sol?


Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.


Apliqué mi corazón al saber y a examinar; a inquirir la sabiduría y la razón; para conocer la maldad de la insensatez, y la necedad de la locura.


Bueno es que tomes esto, y también de esto otro no apartes tu mano; porque el que teme a Dios, saldrá con todo.


No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma vea el bien de su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.


Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.


Y Abigail regresó a Nabal, y he aquí que él tenía un banquete en su casa, como el banquete de un rey; y el corazón de Nabal estaba alegre en él, y estaba muy borracho, por lo que ella no le declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente.


Y Jacob respondió a Faraón: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.


Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, por ir a ser grande sobre los árboles?


Y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace lucir el rostro, y el pan que sustenta el corazón del hombre.


He aquí lo que yo he visto: Es bueno y agradable comer y beber, y gozarse uno del bien de todo su trabajo con que se afana debajo del sol todos los días de su vida que Dios le da, porque esta es su porción.


Por tanto, alabé yo la alegría; porque no hay nada mejor para el hombre debajo del sol, que comer y beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.


Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero responde a todo.


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