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Daniel 5:18 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria y la honra:

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Biblia Reina Valera 1960

18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 El Dios Altísimo le dio soberanía, majestad, gloria y honor a su antecesor, Nabucodonosor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Oh rey, el Dios Altísimo dio a tu padre Nabucodonosor la realeza, el poder, la gloria y la majestad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Oh rey: ’Elaha ‘Il•laya dio a tu padre Nabucodonosor el reino y la grandeza, la gloria y la majestad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 ¡Oh rey!, el Dios Altísimo dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.

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Daniel 5:18
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La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que sepan los vivientes que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y a quien Él quiere lo da, y establece sobre él al más bajo de los hombres.


Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,


al mediodía, oh rey, yendo en el camino vi una luz del cielo, que sobrepasaba el resplandor del sol, iluminando en derredor de mí y de los que iban conmigo.


Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano; como dice el profeta:


El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen mal; porque delante de Él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho ningún mal.


Y de entre los hombres te echan, y con las bestias del campo será tu morada, y como a los bueyes te apacentarán: y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y que a quien Él quiere lo da.


Me ha parecido bien publicar las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.


¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?


hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo,


Y todas las naciones le servirán a él, y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra; y entonces muchas naciones y grandes reyes se servirán de él.


Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.


Porque Jehová el Altísimo es terrible; Él es Rey grande sobre toda la tierra.


Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo;


Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré alabanzas al nombre de Jehová, el Altísimo.


Cuando el Altísimo dio a las naciones su herencia, cuando separó los hijos de los hombres, estableció los términos de los pueblos según el número de los hijos de Israel.


y le habló bien, y puso su asiento sobre el asiento de los reyes que estaban con él en Babilonia.


he aquí yo enviaré y tomaré a todas las familias del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra, y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por espanto, y por escarnio, y por perpetua desolación.


Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.


por eso yo lo he entregado en mano del poderoso de las naciones, que de cierto tratará con él. Yo lo he desechado por su impiedad.


Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi sentido me fue vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es eterno, y su reino por todas las edades.


Y fue echado de entre los hijos de los hombres; y su corazón fue hecho como el de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue bañado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios señorea en el reino de los hombres, y que pone sobre él a quien le place.


Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo atónito por una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, no te espante el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos.


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