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Daniel 3:24 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó de prisa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 De pronto, Nabucodonosor, lleno de asombro, se puso de pie de un salto y exclamó a sus asesores: —¿No eran tres los hombres que atamos y arrojamos dentro del horno? —Sí, su majestad, así es —le contestaron.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 ¡Pues bien, caminaban en medio de las llamas alabando a Dios y bendiciendo al Señor!

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entonces el rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó de repente, y preguntó a los de su consejo: ¿No fueron tres los varones que cayeron atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Se paseaban entre las llamas, alabando a Dios y bendiciendo al Señor.

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Daniel 3:24
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen mal; porque delante de Él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho ningún mal.


Todos los presidentes del reino, los gobernadores y los príncipes, los consejeros y los capitanes, han acordado por consejo promulgar un real edicto, y confirmarlo, que cualquiera que haga petición a cualquier dios u hombre en el espacio de treinta días, excepto a ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.


¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.


al mediodía, oh rey, yendo en el camino vi una luz del cielo, que sobrepasaba el resplandor del sol, iluminando en derredor de mí y de los que iban conmigo.


Y tocando Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha, llamada Rode,


Y él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.


El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino, y la grandeza, y la gloria y la honra:


Entonces se demudó el semblante del rey, y sus pensamientos lo turbaron, y se soltaron las coyunturas de sus lomos y sus rodillas se batían la una con la otra.


Por tanto, oh rey, acepta mi consejo, y rompe con tus pecados haciendo justicia, y con tus iniquidades, mostrando misericordia para con los pobres; que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.


eres tú mismo, oh rey, que creciste, y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza, y ha llegado hasta el cielo, y tu señorío hasta el cabo de la tierra.


He aquí nuestro Dios a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.


Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner, el capitán del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: Vive tu alma, oh rey, que no lo sé.


Hizo, pues, lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.


Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.


Respondió él y dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos; y el parecer del cuarto es semejante al Hijo de Dios.


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