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Apocalipsis 7:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Pues el Cordero que está en el trono será su Pastor. Él los guiará a manantiales del agua que da vida. Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 porque el Cordero que está junto al trono será su pastor y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida; y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará,° y los guiará a fuentes de aguas de vida,° y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y a manantiales de aguas vivas les conducirá. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos'.

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Apocalipsis 7:17
42 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

pero el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.


La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?


Y me mostró un río puro de agua de vida, claro como el cristal, que provenía del trono de Dios y del Cordero.


Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte; ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.


Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.


Y me dijo: Hecho es. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente.


Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.


Sorberá a la muerte en victoria; y el Señor Jehová enjugará toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.


Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.


Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, para cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.


Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David; él las apacentará, y él será su pastor.


Y miré; y, he aquí, en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra.


Y tú Belén, en la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Gobernador, que regirá a mi pueblo Israel.


Con gozo sacaréis aguas de las fuentes de la salvación.


Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.


Y Él estará, y apacentará con el poder de Jehová, con la majestad del nombre de Jehová su Dios; y permanecerán, porque ahora Él será engrandecido hasta los confines de la tierra.


No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque te será Jehová por luz perpetua, y los días de tu luto se acabarán.


para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres tendrán sus pastos.


Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión cantando; y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido.


Porque el pueblo habitará en Sión, en Jerusalén; no llorarás más; Ciertamente Él tendrá misericordia de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.


Y en esta montaña Jehová de los ejércitos hará a todos los pueblos un banquete de grosuras, banquete de vinos añejos, de gruesos tuétanos, y de vinos añejos bien refinados.


Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu placer existen y fueron creadas.


Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros, cuidando de él, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de ánimo pronto;


Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre.


Apacienta a tu pueblo con tu cayado, el rebaño de tu heredad, que mora solo en el bosque, en medio del Carmelo; Que pasten en Basán y Galaad, como en el tiempo pasado.


Con llanto vendrán, y entre súplicas los conduciré. Los haré andar junto a ríos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito.


Como pastor apacentará su rebaño; con su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.


Los mansos comerán, y serán saciados: Alabarán a Jehová los que le buscan: Vivirá vuestro corazón para siempre.


Y sobre toda montaña alta, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres.


Ciertamente volverán los redimidos de Jehová, volverán a Sión cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.


Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor.


Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados.


Respondió Jesús y le dijo: Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías a Él, y Él te daría agua viva.


Estos son los que no fueron contaminados con mujeres; porque son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que Él va. Estos fueron redimidos de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero.


Y no vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo de ella.


Y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna para que resplandezcan en ella; porque la gloria de Dios la iluminaba, y el Cordero es su luz.


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