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Apocalipsis 5:5 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores; he aquí el León de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 pero uno de los veinticuatro ancianos me dijo: «¡Deja de llorar! Mira, el León de la tribu de Judá, el heredero del trono de David, ha ganado la victoria. Él es digno de abrir el rollo y sus siete sellos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces uno de los ancianos me dijo: 'No llores más; acaba de triunfar el león de la tribu de Judá, el brote de David; él abrirá el libro y sus siete sellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero uno de los ancianos me dice: ¡No llores! ¡He aquí el León, el de la tribu de Judá,° la raíz de David,° ha vencido para abrir el rollo y sus siete sellos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero uno de los ancianos me dice: 'Deja de llorar; que ha vencido el león de la tribu de Judá, la raíz de David, para abrir el rollo y sus siete sellos'.

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Apocalipsis 5:5
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y brotará una vara del tronco de Isaí, y un Vástago retoñará de sus raíces.


Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, y la estrella resplandeciente de la mañana.


Porque manifiesto es que nuestro Señor nació de Judá, de cuya tribu nada habló Moisés tocante al sacerdocio.


Y otra vez Isaías dice: Saldrá raíz de Isaí, y el que se levantará para reinar sobre los gentiles: Los gentiles esperarán en Él.


tocante a su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que fue hecho de la simiente de David según la carne,


Y acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a las naciones, será buscada de los gentiles; y su reposo será glorioso.


Y vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes, como con voz de trueno, diciendo: Ven y mira.


Y alrededor del trono había veinticuatro sillas; y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro.


Así dice Jehová: Reprime tu voz del llanto, y tus ojos de las lágrimas; porque tu obra será recompensada, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo.


Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?


los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive para siempre jamás, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:


La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben acontecer pronto; y la declaró enviándola por su ángel a Juan su siervo,


Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.


Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.


Se agazapa, se echa como león, y como gran león; ¿quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren, y malditos los que te maldijeren.


Mas Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.


Y lloraban todos, y hacían duelo por ella. Y Él dijo: No lloréis; no está muerta, sino duerme.


Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me dio a conocer la interpretación de las cosas.


Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.


Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue hallado digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.


Y doce leones estaban allí, a uno y otro lado, sobre las seis gradas; en ningún otro reino se había hecho trono semejante.


Y había seis gradas al trono, con un estrado de oro fijado al trono, y brazos a ambos lados del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.


Sus escamas son su orgullo, cerradas entre sí estrechamente.


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