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Apocalipsis 14:7 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 diciendo en alta voz: Temed a Dios y dadle gloria; porque la hora de su juicio ha venido; y adorad a Aquél que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de las aguas.

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Biblia Reina Valera 1960

7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 «Teman a Dios —gritaba—. Denle gloria a él, porque ha llegado el tiempo en que ocupe su lugar como juez. Adoren al que hizo los cielos, la tierra, el mar y todos los manantiales de agua».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Gritaba con fuerza: 'Rindan a Dios gloria y honor, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales de agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 que decía a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria, pues la hora de su juicio ha llegado! ¡Adorad al que hizo el cielo y la tierra y el mar, y las fuentes de las aguas!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 y decía con gran voz: 'Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adorad al que hizo el cielo y la tierra y el mar y los manantiales de aguas'.

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Apocalipsis 14:7
44 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó.


¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti, porque tus juicios se han manifestado.


Tú, sólo tú eres Jehová; tú hiciste el cielo, el cielo de los cielos y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y el ejército del cielo te adora.


Y se han airado las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo para que los muertos sean juzgados, y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, pequeños y grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.


Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu placer existen y fueron creadas.


Y en aquella hora fue hecho gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil hombres murieron en el terremoto; y los demás se espantaron, y dieron gloria al Dios del cielo.


Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.


parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad poderosa; porque en una hora vino tu juicio!


Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.


Y cuando aquellos seres vivientes dan gloria y honra y gracias al que está sentado en el trono, al que vive para siempre jamás,


Nuestra ayuda está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.


Y diciendo: Señores, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, y os predicamos que os convirtáis de estas vanidades al Dios vivo, que hizo el cielo, y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay.


Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué he de decir? Toda carne es hierba, y toda su gloria es como la flor del campo:


Y salió una voz del trono, que decía: Load a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.


Pon a tu boca trompeta. Vendrá como águila contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto y se rebelaron contra mi ley.


Mas Jehová es el Dios verdadero; Él es el Dios viviente y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.


Den gloria a Jehová, y proclamen en las islas su alabanza.


Dios debe ser muy temido en la asamblea de los santos, y ser tenido en reverencia por todos los que están a su alrededor.


Al Músico principal: Salmo de David, siervo de Jehová La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.


Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, te ruego, da gloria a Jehová Dios de Israel, y confiesa ante Él; y declárame ahora lo que has hecho, no me lo encubras.


Y el tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una grande estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.


¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?


Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir en el fin de la ira: porque al tiempo señalado el fin se cumplirá:


Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.


Y tú, hijo de hombre di: Así dice el Señor Jehová a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.


Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su transgresión, y a la casa de Jacob sus pecados.


Cantad, oh cielos, porque Jehová lo ha hecho; gritad con júbilo, lugares bajos de la tierra; prorrumpid, montañas, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él hay; porque Jehová redimió a Jacob, y se glorificó en Israel.


Súbete a la montaña alta, oh Sión, tú que traes buenas nuevas; levanta fuertemente tu voz, oh Jerusalén, tú que traes buenas nuevas; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡He aquí vuestro Dios!


Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino de Jehová: enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.


Suyo también es el mar, pues Él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.


Haréis, pues, figuras de vuestras hemorroides, y figuras de vuestros ratones que destruyen la tierra, y daréis gloria al Dios de Israel: quizá aliviará su mano de sobre vosotros, y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra.


Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, pues que no me rehusaste a tu hijo, tu único;


Y echaron polvo sobre sus cabezas; y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; porque en una hora ha sido desolada!


Porque en una hora ha sido desolada tanta riqueza. Y todo timonel, y todos los que navegan en barcos, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos;


Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.


Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.


Si no oyereis, y si no pusiereis en vuestro corazón el dar gloria a mi nombre, dice Jehová de los ejércitos, yo enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y ya las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.


Bendecidos sois de Jehová, que hizo el cielo y la tierra.


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