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Abdías 1:12 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, el día en que fue traspasado; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día de su ruina, ni debiste haber ensanchado tu boca en el día de la angustia.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 »No debiste alegrarte cuando desterraron a tus parientes a tierras lejanas. No debiste gozarte cuando el pueblo de Judá sufría semejante desgracia. No debiste hablar con arrogancia en ese terrible tiempo de angustia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 No te alegres de la ruina de tu hermano en el día de su desgracia. No hagas burla de los hijos de Judá en el día de su angustia, no te rías de su miseria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 No recrees tu vista en el día de tu hermano, En el día de su calamidad; Ni te alegres a costa de los hijos de Judá En el día de su destrucción, Ni te jactes° en el día de su angustia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 No te deleites mirando a tu hermano en el día de su desgracia; no te alegres de los hijos de Judá en el día de su ruina; no digas palabras insolentes en el día de su angustia.

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Abdías 1:12
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ahora también muchas naciones se han juntado contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo sobre Sión.


Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y toda Idumea, toda ella; y sabrán que yo soy Jehová.


El que escarnece al pobre, afrenta a su Hacedor; y el que se alegra de la calamidad, no quedará impune.


No multipliquéis palabras de grandeza y altanerías; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a Él toca el pesar las acciones.


Porque hablando palabras arrogantes de vanidad, seducen con las concupiscencias de la carne mediante lascivias a los que verdaderamente habían escapado de los que viven en error;


Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus concupiscencias; y su boca habla palabras infladas, adulando a las personas para sacar provecho.


El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día.


Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan contra el justo cosas duras, con soberbia y menosprecio.


Contar puedo todos mis huesos; ellos me miran, y me observan.


Si me alegré de la destrucción del que me aborrecía, y me regocijé cuando le halló el mal


Y le fue dada boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y le fue dada potestad de actuar cuarenta y dos meses.


Así también la lengua es un miembro muy pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, un pequeño fuego, ¡cuán grande bosque enciende!


Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella,


Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz: Aun hasta ti pasará el cáliz; te embriagarás, y vomitarás.


Por mano de tus siervos vituperaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros subiré a la cumbre de las montañas, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta la cumbre, al bosque de su Carmelo.


Y mis ojos mirarán mi deseo sobre mis enemigos; oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.


El Dios de mi misericordia irá delante de mí: Dios permitirá que yo vea en mis enemigos mi deseo.


Porque me ha librado de toda angustia, y en mis enemigos han visto mis ojos su deseo.


Los que vengan a él, ese día se espantarán, como fueron espantados los que vinieron antes.


Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;


Todos tus enemigos abrieron contra ti su boca, silbaron, y rechinaron los dientes; dijeron: La hemos devorado; ciertamente este es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.


Y sabrás que yo soy Jehová, y que he oído todas las blasfemias que proferiste contra las montañas de Israel, diciendo: Destruidas son, nos han sido dadas para que las devoremos.


por eso, así dice el Señor Jehová: He hablado por cierto en el fuego de mi celo contra las demás naciones, y contra toda Idumea, que se adjudicaron mi tierra por heredad con alegría de todo corazón, con enconamiento de ánimo, para arrojarla por presa.


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