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2 Timoteo 4:8 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han demostrado amar° su aparecimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y ahora está ya preparada para mí la corona de justicia, con la que me retribuirá en aquel día el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan mirado con amor su venida.

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2 Timoteo 4:8
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando hubiere sido probado, recibirá la corona de vida, que el Señor ha prometido a los que le aman.


No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados; y tendréis tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.


Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.


para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en el cielo para vosotros,


Por cuya causa asimismo padezco estas cosas; mas no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que Él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.


Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; pero nosotros, una incorruptible.


por la esperanza que os está guardada en el cielo, de la cual habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,


¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían delante de los hijos de los hombres!


He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén.


Aguardando aquella bendita esperanza, y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,


Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y pelea.


Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.


Te requiero, pues, delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino:


atesorando para sí buen fundamento para lo por venir; que echen mano de la vida eterna.


Antes, como está escrito: Ojo no ha visto, ni oído ha escuchado, ni han subido en corazón de hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.


Y ellos serán míos, dice Jehová de los ejércitos, en el día que yo prepare mi especial tesoro; y los perdonaré como un hombre perdona a su hijo que le sirve.


El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, así sea. Ven: Señor Jesús.


los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive para siempre jamás, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:


Y alrededor del trono había veinticuatro sillas; y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro.


Así también Cristo fue ofrecido una sola vez, para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que le esperan.


Déle el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto me ayudó en Éfeso, tú lo sabes muy bien.


y esperar del cielo a su Hijo, al cual resucitó de los muertos; a Jesús, el cual nos libró de la ira que ha de venir.


y no sólo ella, sino que también nosotros que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, esto es, la redención de nuestro cuerpo.


Mas por tu dureza, y tu corazón no arrepentido, atesoras ira para ti mismo, para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios,


Pero del día y la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre.


Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?


Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de gloria te entregará.


Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado todos los días contra el impío.


Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.


Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;


Y os digo que será más tolerable el castigo para Sodoma en aquel día, que para aquella ciudad.


Lejos de ti el hacer tal cosa, que hagas morir al justo con el impío y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?


la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará; porque por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.


si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos.


Y entonces será revelado aquel inicuo, al cual el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;


mas ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte, y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio;


A la verdad ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por él son ejercitados.


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