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2 Reyes 9:30 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

30 Vino después Jehú a Jezreel: y cuando Jezabel lo oyó, adornó sus ojos y atavió su cabeza, y se asomó por una ventana.

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Biblia Reina Valera 1960

30 Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Cuando Jezabel, la reina madre, supo que Jehú había llegado a Jezreel, se pintó los párpados, se arregló el cabello y se sentó frente a una ventana.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Jehú entró en Yizreel; Jezabel ya conocía la noticia. Se pintó los ojos, se arregló el cabello y se asomó a la ventana.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Cuando Jehú llegó a Jezreel, Jezabel lo supo, y se pintó sus ojos con antimonio, y se adornó su cabeza, y miró a través de la ventana.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Jehú entró en Yizreel. Al saberlo Jezabel, se pintó los ojos, se acicaló los cabellos y se asomó a mirar por la ventana.

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2 Reyes 9:30
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y tú, asolada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciaron tus amantes, buscarán tu vida.


Y aun más, pues enviaron por hombres que viniesen de lejos, a los cuales había sido enviado mensajero; y he aquí vinieron; y para ellos te lavaste y te pintaste los ojos, y te ataviaste con adornos;


Reprime el suspirar, no hagas luto por los muertos; ata tu mitra sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no cubras tus labios, ni comas pan de hombres.


Que vuestro adorno no sea exterior, con encrespamiento del cabello y atavío de oro, ni vestidos costosos;


Y los filisteos reunieron todas sus tropas en Afec; e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel.


Y conspiró contra él su siervo Zimri, capitán de la mitad de sus carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa, su mayordomo en Tirsa,


De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel.


No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos:


Y he aquí, una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de corazón,


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