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2 Reyes 6:25 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Y hubo gran hambre en Samaria; y la sitiaron, hasta que la cabeza de un asno era vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y hubo gran hambre en Samaria, a consecuencia de aquel sitio; tanto que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y la cuarta parte de un cab de estiércol de palomas por cinco piezas de plata.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Como consecuencia, hubo mucha hambre en la ciudad. Estuvo sitiada por tanto tiempo que la cabeza de un burro se vendía por ochenta piezas de plata, y trescientos mililitros de estiércol de paloma se vendía por cinco piezas de plata.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Grande fue el hambre en Samaría; era tal la situación que la cabeza de un burro valía ochenta piezas de plata y un puñado de garbanzos, cinco.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y hubo una gran hambruna en Samaria, pues he aquí que la habían sitiado, hasta que la cabeza de un asno llegó a venderse por ochenta piezas de plata,° y un cuarto de cab° de estiércol de paloma° por cinco piezas de plata.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Hubo gran hambre en Samaría; pues tanto la asediaron que la cabeza de un asno se pagaba a ochenta siclos de plata y un puñado de algorrobas valía cinco siclos de plata.

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2 Reyes 6:25
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En el mes cuarto, a los nueve del mes, prevaleció el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo de la tierra.


Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote andan vagando en una tierra que no conocen.


He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia; lo que tú habías dicho, ha sucedido, y he aquí tú lo estás viendo.


A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra.


Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos pues ahora, y pasémonos al ejército de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.


Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria.


Cuando yo os quebrante el sustento del pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un horno, y os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis.


Y pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le dio voces, y dijo: Salva, rey señor mío.


Y el rey se levantó de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando salgan de la ciudad, los tomaremos vivos y entraremos en la ciudad.


Y cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.


Porque les faltará el pan y el agua, y se espantarán los unos con los otros, y se consumirán por su maldad.


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