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2 Reyes 6:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Y Jehová abrió los ojos del criado, y miró: y he aquí que la montaña estaba llena de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Eliseo oró: «Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que el Señor abrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Eliseo se puso a orar: 'Yavé, abre sus ojos para que vea'. Y Yavé abrió los ojos del joven, quien vio la montaña cubierta de caballos y carros de fuego que rodeaban a Eliseo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y oró Eliseo diciendo: ¡Oh YHVH, te ruego que abras sus ojos para que vea! Y YHVH abrió los ojos del siervo, y miró, y he aquí el monte estaba repleto de caballos y carros° de fuego alrededor de Eliseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Entonces Eliseo se puso a orar y dijo: '¡Oh Yahveh! Ábrele los ojos para que vea'. Abrió Yahveh los ojos del criado, y éste vio que el monte estaba lleno de caballos y de carros de fuego que rodeaban a Eliseo.

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2 Reyes 6:17
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Los carros de Dios son veinte mil, y más millares de ángeles. El Señor está entre ellos, como en el Sinaí, en el lugar santo.


El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende.


Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí, apareció un carro de fuego con caballos de fuego que apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.


¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salvación?


para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.


O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y Él me daría más de doce legiones de ángeles?


para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.


Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.


Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio.


alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos;


Vi de noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo alazán, el cual estaba entre los mirtos que había en la hondura; y detrás de él había caballos alazanes, overos y blancos.


Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.


Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, y en justicia juzga y pelea.


El que pone las vigas de sus cámaras en las aguas; el que hace de las nubes su carruaje, el que anda sobre las alas del viento;


Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo honraré.


Y escribe al ángel de la iglesia en FILADELFIA: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice estas cosas:


Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.


Y Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios.


El que hace a sus ángeles espíritus, sus ministros fuego flameante.


Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo; sino que cayó sobre ellos un gran temor y huyeron a esconderse.


Y dijo Jacob cuando los vio: El campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim.


Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom.


Entonces Jehová abrió los ojos a Balaam, y vio al Ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desenvainada en su mano. Y él inclinó su cabeza y se postró sobre su rostro.


Como Jerusalén tiene montañas alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.


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