Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





2 Reyes 2:12 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio, y trabando de sus vestiduras, las rompió en dos partes.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Eliseo lo vio y gritaba: '¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!' Luego no lo vio más. Tomó entonces su ropa y la partió en dos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y auriga de Israel! Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Eliseo lo veía y gritaba: '¡Padre mío, padre mío, carros y caballería de Israel!' Y ya no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




2 Reyes 2:12
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y Eliseo estaba enfermo, de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás, rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!


Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.


Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.


Porque nosotros que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.


Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;


Y unos varones piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.


Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube lo recibió y lo encubrió de sus ojos.


Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.


Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.


Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.


Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.


Entonces Isaías, hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías: Jehová, el Dios de Israel, dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib, rey de Asiria,


Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:


¿Quién subió al cielo, o descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién estableció todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su Hijo, si lo sabes?


diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha dado todos los que navegan contigo.


Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración por el remanente que aún ha quedado.


La sabiduría fortalece al sabio más que diez hombres poderosos que haya en la ciudad.


Por la bendición de los rectos la ciudad es engrandecida; mas por la boca de los impíos es trastornada.


Él libertará la isla del inocente; y por la pureza de tus manos será librada.


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.


Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán.


Mas sus criados se acercaron a él, y le hablaron, diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?


Y cuando los vio el rey de Israel, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío? ¿Los mataré?


Y caminó Enoc con Dios, y desapareció, porque Dios se lo llevó.


Entonces Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita se quedó.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម