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2 Crónicas 12:7 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y cuando vio Jehová que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; sino que les daré alguna liberación y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Cuando el Señor vio el cambio de actitud en ellos, le dio este mensaje a Semaías: «Puesto que el pueblo se ha humillado, no lo destruiré completamente y pronto le daré cierto alivio. No usaré a Sisac para derramar mi enojo sobre Jerusalén;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Cuando Yavé vio que se habían humillado, dirigió nuevamente su palabra a Semaías: 'Ustedes se han humillado y por esta razón no los destruiré, sino que dentro de poco les daré la salvación y no derramaré mi cólera sobre Jerusalén por mano de Sosaq.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y cuando YHVH vio que se habían humillado, la palabra de YHVH fue a Semaías, diciendo: Se han humillado, por lo que no los destruiré, sino que les daré cierta escapatoria, y mi ira no se derramará contra Jerusalem por mano de Sisac.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Al ver Yahveh que se habían humillado, le fue dirigida la palabra de Yahveh a Semaías y le dijo: 'Puesto que se han humillado, no los exterminaré, sino que dentro de poco los salvaré, y mi cólera no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sosac.

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2 Crónicas 12:7
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por cuanto me han dejado, y han quemado incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con todas las obras de sus manos; por tanto, mi ira se derramará sobre este lugar, y no se apagará.


Por tanto, derramó sobre él el furor de su ira y la fuerza de guerra; le prendió fuego todo en derredor, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.


él también beberá del vino de la ira de Dios, el cual es vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero.


Por tanto, así dice el Señor Jehová: He aquí que mi furor y mi ira será derramada sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo, y sobre los frutos de la tierra; y se encenderá, y no se apagará.


Sólo reconoce tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y tus caminos has derramado a los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.


Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre.


Pero Él, lleno de compasión, perdonaba su iniquidad y no los destruía; muchas veces apartó su ira, y no despertó todo su enojo.


Andad, y consultad a Jehová por mí, y por el remanente de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es el furor de Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.


Mas Jehová tuvo misericordia de ellos, y tuvo compasión de ellos, y los miró, por amor a su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de delante de sí hasta ahora.


Y como él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y también en Judá las cosas fueron bien.


y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar, y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestiduras, y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.


Pero Ezequías, después de haberse enaltecido su corazón, se humilló, él y los moradores de Jerusalén; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías.


Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.


Y habiendo orado a Él, fue atendido de Él, pues oyó su oración, y lo volvió a Jerusalén, a su reino. Entonces conoció Manasés que Jehová era Dios.


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