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1 Tesalonicenses 4:8 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Así que, el que menosprecia, no menosprecia a hombre, sino a Dios, el cual también nos dio su Espíritu Santo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Por tanto, el que no hace caso de esto,° no desecha al hombre, sino a Dios, que os° da su Espíritu Santo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Espíritu Santo entre vosotros.

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1 Tesalonicenses 4:8
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Él, y Él en él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.


El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que a mí me desecha, desecha al que me envió.


El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, esta le juzgará en el día final.


Y Jehová dijo a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren: porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.


porque la profecía no vino en tiempo pasado por la voluntad del hombre; sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo guiados por el Espíritu Santo.


No hables a oídos del necio; porque despreciará la sabiduría de tus palabras.


El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la instrucción.


De la misma manera también estos inmundos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y maldicen a las potestades superiores.


Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.


Pero a mi parecer, será más dichosa si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.


y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.


Los soportaste muchos años, y les amonestaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.


Mas vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, el cual os libra de todas vuestras adversidades y angustias, y dijisteis: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares.


A los cuales fue revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales desean mirar los ángeles.


Pero Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.


Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y pereced: Porque yo hago una obra en vuestros días, obra que no creeréis, aunque alguien os la contare.


Con todo eso, Jehová quiso herirlo, sujetándole a padecimiento. Cuando hubiere puesto su alma en expiación por el pecado, verá su linaje, prolongará sus días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.


Así dice Jehová, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de los hombres, al abominado de las naciones, al siervo de los gobernantes: Verán reyes y se levantarán, príncipes también adorarán, a causa de Jehová que es fiel, y del Santo de Israel, el cual te escogerá.


Y dijo Moisés: Jehová os dará a la tarde carne para comer, y a la mañana pan en abundancia; por cuanto Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra Él; y, ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.


el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.


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