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1 Tesalonicenses 2:4 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 sino según fuimos aprobados por Dios para que se nos encargase el evangelio, así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual prueba nuestros corazones.

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Biblia Reina Valera 1960

4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Dios mismo nos ha examinado y nos ha encargado su evangelio, y por tanto nuestra predicación procura agradar, no a los hombres, sino a Dios, que penetra los corazones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 sino que, según hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos; no como agradando a los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 sino que, por haber sido Dios el que nos ha juzgado dignos de que se nos confiara el evangelio, así lo predicamos, no buscando el aplauso, no de los hombres, sino de Dios, que examina nuestros corazones.

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1 Tesalonicenses 2:4
38 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Qué, ¿persuado yo ahora a los hombres, o a Dios? ¿Acaso busco agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.


Y el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.


Antes por el contrario; cuando vieron que el evangelio de la incircuncisión me había sido encomendado, como a Pedro el evangelio de la circuncisión


Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.


Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche: Me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no haga transgresión.


No sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios de corazón.


y manifestó a sus tiempos su palabra por medio de la predicación que me es encomendada por mandamiento de Dios nuestro Salvador,


A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me es dada esta gracia de predicar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo;


antes bien hemos renunciado a lo oculto y deshonesto, no andando con astucia, ni usando la palabra de Dios con engaño; sino que por la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre delante de Dios.


grande en consejo, y poderoso en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras;


Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, que aquí se ha hallado ahora, ha dado para ti espontáneamente.


Por lo cual, si lo hago de voluntad, recompensa tendré; mas si por fuerza, la dispensación del evangelio me ha sido encomendada.


Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará las verdaderas riquezas?


El crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones.


escucha tú en el cielo, en la habitación de tu morada, y perdona, y actúa, y da a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces; (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);


Ponga Jehová, el Dios de los espíritus de toda carne, varón sobre la congregación,


Y heriré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.


Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquél a quien tenemos que dar cuenta.


Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas y vanas discusiones, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia;


Siervos, obedeced en todo a vuestros amos según la carne, no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios.


Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.


Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


¿no demandaría Dios esto? Porque Él conoce los secretos del corazón.


Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.


De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ahora ya no le conocemos así.


En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.


Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro, entristecido de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Le dijo: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.


Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, a quien su señor pondrá sobre su familia, para que a tiempo les dé su ración?


Oh, que se acabe la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.


Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos:


Porque no somos como muchos que adulteran la palabra de Dios; antes con sinceridad, como de parte de Dios, delante de Dios hablamos en Cristo.


Si alguno habla, hable conforme a la palabra de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da; para que en todo Dios sea glorificado por Jesucristo, al cual sea gloria e imperio para siempre jamás. Amén.


E hizo el sacerdote Urías conforme a todas las cosas que el rey Acaz le mandó.


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