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1 Samuel 7:6 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Hemos pecado contra Jehová. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De manera que se reunieron en Mizpa y, en una gran ceremonia, sacaron agua de un pozo y la derramaron delante del Señor. Asimismo no comieron durante todo el día y confesaron que habían pecado contra el Señor. (Fue en Mizpa donde Samuel se convirtió en juez de Israel).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Se reunieron en Mispá. Sacaron agua la que derramaron delante de Yavé, y ayunaron todo el día, porque reconocían que habían pecado contra Yavé. Y allí, en Mispá, Samuel actuó como jefe de los israelitas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante de YHVH, y ayunaron aquel día allí, y dijeron: ¡Hemos pecado contra YHVH! Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Congregáronse, pues, en Mispá y sacaron agua, que derramaron delante de Yahveh; ayunaron aquel día y dijeron: 'Hemos pecado contra Yahveh'. Y Samuel administró justicia a los israelitas en Mispá.

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1 Samuel 7:6
47 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas en la tierra, que no pueden volver a recogerse; y Dios no hace acepción de personas, sino que provee los medios para que su desterrado no quede alejado de Él.


Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.


Y los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios y servido a los Baales.


Por eso pues, ahora, dice Jehová: Convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.


¡Oh si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!


Pecamos como nuestros padres, hicimos iniquidad, hicimos impiedad.


Confiad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón: Dios es nuestro refugio. (Selah.)


Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;


Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.


y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad;


¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres;


Mis ojos destilan, y no cesan, porque no hay alivio,


Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.


Porque después que me volví, tuve arrepentimiento, y después que fui instruido, golpeé mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé el oprobio de mi juventud.


Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?


Fatigado estoy de mi gemir; toda la noche hago nadar mi cama, riego mi lecho con mis lágrimas.


Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.


He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.


Él mira sobre los hombres; y si alguno dice: Pequé, y pervertí lo recto, y no me ha aprovechado;


Mis amigos me escarnecen; mis ojos derramarán lágrimas ante Dios.


Y los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde el cielo los oíste; y según tus muchas misericordias les diste libertadores para que los librasen de mano de sus enemigos.


Y Josafat tuvo temor; y puso su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.


Y el Espíritu de Jehová fue sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.


Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,


Y Mizpa, por cuanto dijo: Jehová vigile entre tú y yo, cuando nos hayamos apartado el uno del otro.


Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, el día diez del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que peregrina entre vosotros;


Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió.


Y aconteció en el año quinto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová, a todo el pueblo de Jerusalén, y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.


Y aconteció que cuando el Ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz.


Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere; solamente que ahora nos libres en este día.


Porque los hijos de Israel subieron, y lloraron delante de Jehová hasta la tarde, y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Tornaré a pelear con los hijos de Benjamín mi hermano? Y Jehová les respondió: Subid contra él.


Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la tarde; y sacrificaron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.


Y Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa;


Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Pecamos, porque hemos dejado a Jehová, y hemos servido a los Baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.


Y aquellos tres irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, y tomaron y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó a Jehová,


Pues antes que mi comida viene mi suspiro; y mis gemidos corren como aguas.


Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos.


Sacerdotes, oíd esto, y estad atentos, casa de Israel; y casa del rey, escuchad; porque contra vosotros es el juicio, pues habéis sido lazo en Mizpa, y red extendida sobre Tabor.


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