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1 Reyes 18:4 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó cien profetas, los cuales escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cierta vez, cuando Jezabel intentaba matar a todos los profetas del Señor, Abdías escondió a cien de ellos en dos cuevas; metió a cincuenta profetas en cada cueva y les dio comida y agua).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando Jezabel masacró a los profetas de Yavé, Obadías había tomado a cien de ellos y los había escondido de a cincuenta en cavernas, a donde les llevaba pan y agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 porque cuando Jezabel exterminaba a los profetas de YHVH, Abdías tomó a cien profetas y los ocultó de cincuenta en cincuenta en la cueva, y los sustentó con pan y agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 pues cuando Jezabel intentó exterminar a los profetas de Yahveh, Abdías recogió a cien profetas, los escondió en unas cavernas en dos grupos de cincuenta y les proveyó de pan y de agua.

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1 Reyes 18:4
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; de cómo escondí en una cueva a cien varones de los profetas de Jehová: de cincuenta en cincuenta, y los sustenté con pan y agua?


de los cuales el mundo no era digno; errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.


Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo: En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.


Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui extranjero, y me recogisteis;


Mas los labradores, tomando a los siervos, golpearon a uno, y a otro mataron, y a otro apedrearon.


Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti; e hicieron grandes abominaciones.


Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo; ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.


Y Acab dijo a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de agua, y a todos los arroyos; para ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.


Y Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él; y el rey envió a él un hombre, pero antes que el mensajero llegara a él, dijo él a los ancianos: ¿Veis como este hijo de homicida ha enviado a quitarme la cabeza? Mirad, cuando el mensajero llegue, cierren la puerta y sosténganlo a la puerta: ¿No se oye tras él el ruido de los pies de su señor?


Y herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel.


Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes.


Pero la mano de Ahicam, hijo de Safán, era con Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.


Entonces los príncipes dijeron a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y que nadie sepa dónde estáis.


Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.


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