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1 Crónicas 12:18 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, el cual era jefe de los capitanes, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores; pues que también tu Dios te ayuda. Entonces David los recibió, y los hizo capitanes de la cuadrilla.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: Por ti, oh David, y contigo, oh hijo de Isaí. Paz, paz contigo, y paz con tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda. Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la tropa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que el Espíritu descendió sobre Amasai, jefe de los Treinta, y dijo: «¡Somos tuyos, David! Estamos de tu lado, hijo de Isaí. Que la paz y la prosperidad sean contigo, y el éxito con todos los que te brindan ayuda, pues tu Dios es el que te ayuda». Entonces David permitió que se unieran a él y los nombró oficiales de su ejército.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 David se presentó delante de ellos y les dijo: 'Si vienen a mí en son de paz para ayudarme, mi corazón se unirá con el de ustedes; pero si es para engañarme y ayudar a mis enemigos, puesto que yo tengo las manos limpias de todo pecado, el Dios de nuestros padres sea testigo y juez.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasai, jefe de los treinta, y dijo: ¡Tuyos somos, oh David, y contigo estamos, hijo de Isaí! ¡Paz, paz a ti, y paz a tus ayudadores, pues también tu Dios te ayuda! Y David los recibió, y los puso entre los capitanes de la tropa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Salió David a su encuentro y les dijo: 'Si venís a mí en son de paz para prestarme ayuda, mi corazón estará con vosotros; pero si es para traicionarme en favor de mis enemigos, no habiendo violencia en mis manos, que el Dios de nuestros padres lo vea y lo castigue'.

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1 Crónicas 12:18
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando este tocó la trompeta, Abiezer se reunió con él.


Y el Espíritu de Jehová fue sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.


Y Absalón nombró a Amasa capitán del ejército en lugar de Joab: Este Amasa era hijo de un hombre Israelita llamado Itra, el cual había entrado a Abigail, hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.


Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, iré yo; y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.


Y a todos los que anduvieren conforme a esta regla, paz y misericordia sea sobre ellos, y sobre el Israel de Dios.


El que no es conmigo, contra mí es, y el que conmigo no recoge, desparrama.


Pues de justicia se vistió como de coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; y se puso las ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto.


Abigail dio a luz a Amasa, cuyo padre fue Jeter ismaelita.


Y el mayordomo, y el presidente de la ciudad, y los ancianos, y los ayos de los hijos, enviaron a decir a Jehú: Somos tus siervos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno; haz lo que bien te parezca.


Entonces él alzó su rostro hacia la ventana y dijo: ¿Quién está conmigo? ¿Quién? Y miraron hacia él dos o tres eunucos.


Mas a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, o sus príncipes, o sus capitanes, o comandantes de sus carros o su gente de a caballo.


Así dice Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de todas las lenguas de las naciones, trabarán del manto de un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.


Asimismo diréis a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Así me haga Dios, y así me añada, si no has de ser capitán del ejército delante de mí para siempre, en lugar de Joab.


Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Jehová, y vive mi señor el rey; ciertamente, ya sea para muerte o para vida, dondequiera que mi señor el rey esté, allí estará también tu siervo.


Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras quien sacaba y metía a Israel. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás capitán sobre Israel.


Y dijo Saúl a sus criados que estaban en derredor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos capitanes de miles y capitanes de cientos;


y elegirá capitanes de mil, y capitanes de cincuenta; y los pondrá a que aren sus campos y recojan sus cosechas, y a que forjen sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.


Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.


Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová: y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?


Y este es el número de los hombres valientes que tuvo David: Jasobam, hijo de Hacmoni, el jefe de los capitanes, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató.


Y David salió a su encuentro, y les habló diciendo: Si venís a mí pacíficamente para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros; pero si venís para traicionarme en pro de mis enemigos, no habiendo maldad en mis manos, que el Dios de nuestros padres lo vea y lo demande.


Y él respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.


Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.


Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad: así que mi mano no será contra ti.


Y aconteció que, cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando Saúl su voz lloró.


Yéndose luego de allí se encontró con Jonadab, hijo de Recab; que venía a su encuentro, y después de saludarle, le dijo: ¿Es recto tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que lo es, dame la mano. Y él le dio su mano. Luego lo hizo subir consigo en el carro.


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