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1 Corintios 13:13 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Ahora quedan fe, esperanza, amor: estos tres. Pero el mayor de ellos es el amor.

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1 Corintios 13:13
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Todas vuestras cosas sean hechas con caridad.


Y sobre todas estas cosas, vestíos de caridad que es el vínculo de perfección.


Porque en Jesucristo ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por amor.


Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento;


Pues el fin del mandamiento es la caridad de corazón puro, y de buena conciencia, y de fe no fingida,


El que ama a su hermano, está en luz, y no hay tropiezo en él.


Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, vestidos de la coraza de fe y amor, y de la esperanza de salvación, como un yelmo.


Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, ya sea bueno o sea malo.


Pero si alguno ama a Dios, el tal es conocido de Él.


a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.


quienes por Él creéis en Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.


Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.


Y cualquiera que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.


Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios mora en vosotros, y habéis vencido al maligno.


La cual tenemos como ancla del alma, segura y firme, y que penetra hasta dentro del velo;


Porque no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de poder, y de amor, y de templanza.


Y deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma diligencia hasta el fin, para la plena certeza de la esperanza:


y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.


Seguid la caridad; y desead los dones espirituales, mas sobre todo que profeticéis.


Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.


Lo que habéis oído desde el principio, permanezca, pues, en vosotros. Si lo que oísteis desde el principio permaneciere en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.


pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, fortalece a tus hermanos.


Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.


Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que creen para salvación del alma.


Y en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mas la caridad edifica.


Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.


Por tanto, no desechéis vuestra confianza, que tiene gran remuneración de recompensa;


por la esperanza que os está guardada en el cielo, de la cual habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,


¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.


Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios:


¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.


recordando sin cesar vuestra obra de fe, y trabajo de amor y paciencia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante del Dios y Padre nuestro.


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