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Santiago 1:22 - Biblia Reina Valera 1960

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no sólo oidores, engañándoos° a vosotros mismos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Mas sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

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Santiago 1:22
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.


Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.


y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.


Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.


Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.


Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.


Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.


Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.


Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.


No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.


Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.


Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.


¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,


enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.


Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.


Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.


No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.


Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.


recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores.


Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.


La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?


De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?


Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.


mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.


Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra.


Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.


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