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Salmos 80:1 - Biblia Reina Valera 1960

1 Oh Pastor de Israel, escucha; Tú que pastoreas como a ovejas a José, Que estás entre querubines, resplandece.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Te pido que escuches, oh Pastor de Israel, tú, que guías como a un rebaño a los descendientes de José. Oh Dios, entronizado por encima de los querubines, despliega tu radiante gloria

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Escucha, pastor de Israel, que guías a José como un rebaño, tú que te sientas en los querubines

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al director del coro. Sobre lirios. Testimonio. Salmo de Asaf. Oh Pastor de Israel, escucha: Tú, que pastoreas a José como un rebaño, Tú, que estás entronizado sobre los querubines: ¡Resplandece!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Del director; con liras de Susa. De Asaf. Salmo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Al Músico principal: sobre Sosanim-edut: Salmo de Asaf Oh Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como un rebaño a José, Tú que habitas entre querubines, resplandece.

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Salmos 80:1
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.


Condujiste a tu pueblo como ovejas Por mano de Moisés y de Aarón.


De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.


Jehová reina; temblarán los pueblos. Él está sentado sobre los querubines, se conmoverá la tierra.


Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.


Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.


Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines.


Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.


Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,


Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.


Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño?, ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu,


Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.


Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.


Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.


Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.


Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,


Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.


y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.


Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.


Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.


Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate.


¡Oh Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.


Desechó la tienda de José, Y no escogió la tribu de Efraín,


Hizo salir a su pueblo como ovejas, Y los llevó por el desierto como un rebaño.


Sálvame, oh Dios, Porque las aguas han entrado hasta el alma.


Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!


Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica.


Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero.


Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir.


¿Te parece bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que favorezcas los designios de los impíos?


Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra.


Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha.


El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.


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