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Salmos 63:1 - Biblia Reina Valera 1960

1 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Oh Dios, tú eres mi Dios, a ti te busco, mi alma tiene sed de ti; en pos de ti mi carne languidece cual tierra seca, sedienta, sin agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá. ¡Oh ’Elohim, Tú eres mi Dios! Te buscaré ansiosamente; Mi alma tiene sed de ti, Mi carne desfallece por ti, En tierra seca y yerma, donde no hay agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Salmo. De David. Estando en el desierto de Judá.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Salmo de David, estando en el desierto de Judá Oh Dios, Dios mío eres tú: De madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde agua no hay;

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Salmos 63:1
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Extendí mis manos a ti, Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah


Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.


Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.


Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.


Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.


Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.


En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.


En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.


Mi Dios eres tú, y te alabaré; Dios mío, te exaltaré.


Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.


Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.


Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.


Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán.


Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya,


¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.


Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios.


Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso;


Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret.


Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.


En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.


El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.


Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?


Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.


Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero en tu palabra.


Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.


Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.


Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.


Mirad, yo me detendré en los vados del desierto, hasta que venga respuesta de vosotros que me dé aviso.


Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra.


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