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Salmos 51:2 - Biblia Reina Valera 1960

2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Lávame más y más de mi maldad, y purifícame de mi pecado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cuando, después que se hubo unido a Betsabé, vino a su encuentro el profeta Natán.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.

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Salmos 51:2
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.


y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,


Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?


Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.


Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;


Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.


En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.


¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.


Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que lavares, y que se le quitare la plaga, se lavará por segunda vez, y entonces será limpia.


Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.


Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.


Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza.


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