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Salmos 143:10 - Biblia Reina Valera 1960

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Enséñame a que haga tu voluntad, ya que tú eres mi Dios; que tu buen espíritu me guíe por un terreno plano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios, Tu buen Espíritu me guíe por tierra llana.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Enséñame a cumplir tu voluntad, pues tú eres mi Dios. Que tu aliento bondadoso me conduzca por una tierra llana.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Bueno es tu Espíritu; guíame a tierra de rectitud.

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Salmos 143:10
36 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.


os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.


Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos.


Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.


Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.


Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.


Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.


He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.


Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios.


Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.


Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.


y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.


Guíame por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad.


Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.


El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.


¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.


(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),


Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.


Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.


Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,


Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios,


Mi Dios eres tú, y te alabaré; Dios mío, te exaltaré.


Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?


enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.


Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes.


O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían.


Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud A causa de mis enemigos.


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