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Salmos 10:3 - Biblia Reina Valera 1960

3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Pues hacen alarde de sus malos deseos; elogian al codicioso y maldicen al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El malvado se jacta de la avidez de su alma, el aprovechador maldice y desprecia al Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque el malo se jacta de lo que su alma ansía, Y el avaro maldice, y aborrece a YHVH.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Mem. El malvado se jacta en sus caprichos, profiere maldición y desprecia al Señor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Porque el malo se jacta del deseo de su corazón, y bendice al codicioso al cual aborrece Jehová.

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Salmos 10:3
40 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, Y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?


y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.


¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.


Los que dejan la ley alaban a los impíos; Mas los que la guardan contenderán con ellos.


Los que confían en sus bienes, Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,


Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!


Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.


Si puse en el oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú;


y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.


El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.


No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.


¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;


Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;


Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.


ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.


quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.


estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;


Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.


¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!


Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio.


Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón.


¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.


Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere,


Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mí.


Y lo vio Jehová, y se encendió en ira Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.


Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará.


Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;


el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío.


Y tú fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.


Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días.


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