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Romanos 8:5 - Biblia Reina Valera 1960

5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Los que viven según la carne van a lo que es de la carne, y los que viven según el Espíritu van a las cosas del espíritu.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Porque los que viven según la carne, tienen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven según el espíritu, en las cosas del Espíritu.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 En efecto, los que viven según la carne, anhelan las cosas de la carne; los que viven según el Espíritu, las del Espíritu.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Porque los que son de la carne, en las cosas de la carne piensan; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

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Romanos 8:5
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.


Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.


Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.


Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.


Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;


y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,


(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),


Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.


Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.


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