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Proverbios 1:8 - Biblia Reina Valera 1960

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre:

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones las enseñanzas de tu madre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no dejes la ley de tu madre:

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Proverbios 1:8
20 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;


El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.


Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,


Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.


Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.


Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.


trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.


Hijo mío, guarda mis razones, Y atesora contigo mis mandamientos.


Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos;


Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas,


Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir.


Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.


Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.


No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!


Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.


Y nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Jonadab hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;


Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.


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