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Lucas 8:15 - Biblia Reina Valera 1960

15 Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Y las semillas que cayeron en la buena tierra representan a las personas sinceras, de buen corazón, que oyen la palabra de Dios, se aferran a ella y con paciencia producen una cosecha enorme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Y lo que cae en tierra buena son los que reciben la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y, perseverando, dan fruto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Pero la que cae° en buena tierra, éstos son los que oyeron la palabra con corazón recto y bueno, y producen fruto con perseverancia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Lo de la tierra buena son los que oyen la palabra con un corazón noble y generoso, la retienen y por su constancia dan fruto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Mas la que en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto con paciencia.

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Lucas 8:15
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porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.


El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.


Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.


para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios;


que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,


Si me amáis, guardad mis mandamientos.


Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.


llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.


Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.


Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.


Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.


Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.


Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.


Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.


Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;


La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.


Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.


vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,


Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.


Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.


Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la pondrán a fuego y la quemarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron incienso a Baal y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira.


Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.


Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos;


En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.


Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.


La que cayó entre espinos, estos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.


Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.


Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.


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