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Lamentaciones 2:19 - Biblia Reina Valera 1960

19 Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Levántense durante la noche y clamen. Desahoguen el corazón como agua delante del Señor. Levanten a él sus manos en oración, y rueguen por sus hijos porque en cada calle desfallecen de hambre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 En pie, clama en la noche, cuando comienza la ronda; derrama como agua tu corazón ante el rostro del Señor, alza tus manos hacia él por la vida de tus hijitos que desfallecen de hambre en la esquina de todas las calles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 q Levántate, da gritos en la noche cuando empiezan las vigilias. Derrama como agua tu corazón en presencia de Adonay Alza hacia Él tus manos° por la vida de tus pequeños, Desfallecidos de hambre en las esquinas° de todas las calles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Qof. Levántate, grita de noche, al comenzar las vigilias; derrama tu corazón como agua en la presencia del Señor; alza hacia él tus manos por la vida de tus pequeñuelos, que desfallecen de hambre en las esquinas de las calles.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Levántate, da voces en la noche, en el principio de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos hacia Él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

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Lamentaciones 2:19
31 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah


Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.


Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia.


Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.


Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.


Suba mi oración delante de ti como el incienso, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.


Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.


Pero de día mandará Jehová su misericordia, Y de noche su cántico estará conmigo, Y mi oración al Dios de mi vida.


En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.


Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;


Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.


Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, Y guardé tu ley.


Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.


Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo.


Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.


Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del pan.


Por eso los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare de ti.


Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehová.


Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.


Pues antes que mi pan viene mi suspiro, Y mis gemidos corren como aguas.


Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.


Sin embargo ella fue llevada en cautiverio; también sus pequeños fueron estrellados en las encrucijadas de todas las calles, y sobre sus varones echaron suertes, y todos sus grandes fueron aprisionados con grillos.


Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?


Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.


Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.


Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga.


Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no entendieron.


Ráete y trasquílate por los hijos de tus delicias; hazte calvo como águila, porque en cautiverio se fueron de ti.


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