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Juan 19:34 - Biblia Reina Valera 1960

34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y, de inmediato, salió sangre y agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con su lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza; y al momento salió sangre y agua.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Juan 19:34
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Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.


Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.


Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.


En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia.


Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.


para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,


y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,


El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,


Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.


Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,


quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.


Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;


Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato,


Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.


Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.


Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.


Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.


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