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Juan 17:9 - Biblia Reina Valera 1960

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Mi oración no es por el mundo, sino por los que me has dado, porque te pertenecen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que son tuyos y que tú me diste

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado, pues son tuyos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado porque tuyos son.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son.

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Juan 17:9
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;


como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.


He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.


Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,


pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.


Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.


Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:


Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.


Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.


por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.


Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.


Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos.


Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.


Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.


Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.


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